miércoles, 23 de mayo de 2012

Envíame ayuda Señor


Sal 20:1  Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre del Dios de Jacob te defienda.
Sal 20:2  Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga.
Sal 20:3  Haga memoria de todas tus ofrendas, Y acepte tu holocausto. Selah
Sal 20:4  Te dé conforme al deseo de tu corazón, Y cumpla todo tu consejo.
Sal 20:5  Nosotros nos alegraremos en tu salvación, Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; Conceda Jehová todas tus peticiones.
Sal 20:6  Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; Lo oirá desde sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su diestra.
Sal 20:7  Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Sal 20:8  Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. Sal 20:9  Salva, Jehová; Que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.

Cuando cualquier necesidad supera al hombre en cualquier situación o área de nuestra vida, pedir ayuda es lo mejor que podemos hacer; si pedimos ayuda equivocada al hombre podría ser que si no está de acuerdo a la voluntad de Dios se vuelva con el tiempo contraproducente, porque no llega a la necesidad real, sino que muchas veces solamente a la manifestación externa.

La ayuda de Dios por otro lado es completa y llega no solo a la necesidad más interna, sino también que corrige o ayuda a mejorar otros aspectos que son parte de esa necesidad y que no vemos, es decir que tiene buen efecto a pesar de una alta complejidad que tenga. Resultan no muy claros los problemas que atravesamos aun para nosotros mismos, no digamos el que mira desde fuera. No alcanza nuestra mente pues es subjetiva muchas veces y no mira tampoco lo más antiguo sino que tiende a lo reciente, y no entiende ni distingue las verdaderas necesidades.

El rey David habla del día del conflicto o el día del problema, porque es entonces cuando nos damos cuenta que tenemos una necesidad, o es cuando necesitamos la respuesta de Dios de manera urgente. El día del problema es cuando las cosas están ya encima de nosotros, es cuando viene el desenlace: o somos aplastados o salimos en victoria.

Dios se acordará de lo bueno de ti. El salmista habla de la necesidad que tenemos  como hombres de que se recuerden de nosotros, más de las cosas buenas nos hará sentirnos seguros, nos sentiremos con derecho o al menos cómodos para pedir un favor o solicitar la ayuda. Es como cuando nos piden algo, si automáticamente pensamos en, si lo merece o no, seguramente no lo daremos. Dios no mira lo malo sino lo bueno para tener una razón más para darnos su ayuda.

La ofrenda que se recuerda el Señor es lo que hemos ayudado y participado antes y no estamos hablando de que nos vale esto como una obra para que nos perdonen hoy por equivalencia, sino más bien para que nosotros estemos tranquilos y confiados al pedir ayuda. La palabra heb. minkjá se traduce ofrenda y significa dividir en porciones, Él se acordará que otras veces hemos ayudado a otros y apartado también para su casa. Asimismo el aceptar el holocausto que hemos ofrecido es cuando el Señor se agradó de nosotros pues pide que entreguemos nuestra vida en sacrificio vivo, el holocausto es quemado completamente a excepción de la sangre, pues la vida no nos pertenece para quemarla completamente.

Dios se acuerda de lo bueno de nosotros para darnos ayuda, no se acuerda de lo malo que nos ha perdonado, esta es una gran diferencia con el hombre que tiene que encontrar algo que le permita decir que lo merecemos, porque de lo contrario no lo cede.

Existen varios tipos de ayuda de las que habla el rey David, desde la más elemental, hasta la otras que se van construyendo y nos van transformando conforme con el tiempo. Veamos una descripción y estas ayudas y cómo aplican:

1.       Una ayuda que te sostenga. En el verso 2 habla de este tipo de ayuda más importante: la que no deja que nos derrumbemos, porque cuando se permite, cuando no tenemos el apoyo, la ayuda de Dios el derrumbamiento es eminente y las consecuencias mayores a lo que esperamos. Si alguien se derrumba las consecuencias pueden ser totales o parciales, es decir bajando la guardia puede desatarse algo desde nuestro cuerpo cuando se deja de pelear y las defensas bajas permiten que seamos presas de enfermedades. Cuánto más en lo espiritual que puede comenzar a abrirse puertas por el desánimo, la desesperanza, la queja y palabras que van más allá de lo que a veces queremos decir, hablamos más de la cuenta.

Cuando alguno está por derrumbarse debemos de tener compasión porque no sabemos las consecuencias, los hijos para con los padres debemos estar pendientes y apoyar y no ser estorbo o causa de aceleración del mal. Pedir una ayuda para que sostenga a otro es clave porque de seguro el problema o conflicto pasará.

2. Te ayude conforme a tus peticiones. El Señor puede conceder todas nuestras peticiones, y este ya es un punto que va más allá de lo necesario, más allá del sustento, pues se da porque al Señor se agrada de alguien, se concede por la buena relación, por  la comunión, por el amor. Por esto es necesario que tengamos la capacidad de levantar bandera, lo cual significa que estamos orgullosos, estamos contentos de pertenecer, me siento a gusto con el Señor, es representar a alguien grande de quien me siento honrado por ser el Dios altísimo.
Las peticiones son el resultado de tener el valor de solicitar, de pedir, es algo que sale de adentro, pues la mayor parte de las veces lo hemos pensado antes de expresárselo al Señor. Cuando esas peticiones son conforme al corazón de Dios estamos seguros que nos concederá y la ayuda tendrá un impacto grande pues dio un fruto que resultó de una intervención nuestra, es decir que fuimos no solo respondidos sino avalados por el Señor.
3.   Te ayude conforme a tus deseos. David decía que te dé el Señor la ayuda conforme al deseo del corazón, y si lo dice David que era conforme al corazón de Dios, se podría decir que era ese deseo era correcto y agradable al Señor. Ayúdanos Señor a tener un buen deseo en nuestro corazón, cambia los que son incorrectos.

Los deseos del corazón parecieran que no tienen mayor relevancia porque tiende a sentirse que no son tan importantes, pero lo cierto es que son necesarios pues antes de que no hubiera día de conflicto quizá no nos dábamos cuenta de lo importante que era que fueran escuchados. El Señor cuando nos ayuda y va más allá de nuestras peticiones verbales de seguro está arreglando aspectos más íntimos de nuestra vida. Que el Señor te ayude conforme a tus deseos.

4.   Te ayude conforme a y tus planes. Por otro lado pide David que llene todos nuestros propósitos (v.4 que cumpla todo tu consejo), es decir que se puedan cumplir todos los planes, y es aquí donde nuestros planes deben ser de acuerdo a los del Señor, es decir que se cumplan los que él ha trazado. Muchos propósitos de Dios se van a cumplir y otros solo si nosotros deseamos que se cumplan. Señor que tus propósitos en nosotros no se detengan, ayúdanos. Los propósitos de Dios se cumplen con muchas pequeñas ayudas y otras grandes que van llenando el espacio hasta que va alcanzando un nivel suficiente que nos permite ver hacia dónde quiere llevar nuestra vida.

La confianza es en ti y no en carros y caballos. Habrá personas que en el problema, en el conflicto buscan sus carros o sus caballos para salir a pelear (creyéndose autosuficientes para enfrentar), pero nosotros nos acordaremos del Eterno Dios a quien adoraremos, esa memoria nos guardará, es lo que permite invocar a Dios.

La victoria viene entonces de poder adorar en el conflicto, en el problema, en la necesidad, donde otros quizá se enojan, buscan sus recursos de guerra, pero nosotros tendremos victoria porque nos rescatará al pedir su ayuda. Podremos levantarnos si caemos y estar de pie en el problema y el conflicto.