Texto: Cnt_2:1-7
Cnt 2:1 Yo soy la rosa de Sarón, Y el lirio de los
valles.
2 Como el lirio entre los espinos, Así es mi
amiga entre las doncellas.
3 Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su
fruto fue dulce a mi paladar. 4 Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera
sobre mí fue amor. 5 Sustentadme con pasas, confortadme con
manzanas; Porque estoy enferma de amor. 6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su
derecha me abrace.
7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por
los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al
amor, Hasta que quiera.
Los cristianos necesitamos mucho
amor del Señor y a veces pensamos en manifestaciones de su amor que las ponemos
en el futuro distante, como lo es la salvación eterna, pero no hablamos del
amor inmediato que podemos disfrutar hoy. Esto es como que alguien al casarse piense
en los hijos y la familia futura, sin antes fijarse que tiene que ser cultivado
el amor hoy, para que el fruto de ese amor sea de bendición.
Existe un
celo del Señor por nosotros pues su amor no es correspondido como debiera ser,
y en estos cantos podemos distinguir la figura de la pareja enamorada, que es
como nosotros deberíamos estar: locos enamorados por él. El amado es el Señor
Jesús quien con ayuda del Espíritu Santo nos enamora para que tengamos
intimidad con él y no le dejemos, pues la amada es la iglesia que se describe
como abundante o humilde a sus propios ojos pero blanca de pureza que es lo que
al Señor le importa.
Podemos
distinguir el proceso de ese amor desde la declaración de amor, la conquista,
la entrega y la parte más importante: que ese amor no cese en nosotros, que no
se termine, que no muera, que no despierte hasta que quiera.
LA DECLARACIÓN: ¿QUIÉNES SOMOS Y QUIÉN EL
SEÑOR?
Si hacemos
la comparación con la pareja existe siempre una declaración de amor que es
gradual, tanto en la comunicación como en el corazón. La declaración viene con
palabras, no por texteando cualquier cosa, ni por ningún medio electrónico, era
algo que se hacía en persona.
Esto es
claro para quienes se quieren amar, en la forma en que miramos a la otra parte;
cuando miramos a nuestra pareja podríamos hacerlo destacando sus atributos y no
enfocarnos en los defectos. Este es el
principio del amor, del cual el Señor quiere entregarnos a nosotros pero
como no es solo de una parte sino de dos. El amor cubre multitud de pecados y
el Señor nos cubre hablando lo mejor de nosotros como iglesia.
Ella se
mira a sí misma como la rosa de Sarón y lirio de los valles, algo que nos habla
de sencillez por su abundancia, pero llena de belleza y pureza, pero el le
contesta en el verso 2, al decir que la mira como lirio entre los espinos, lo
nos habla de la dificultad que él tiene para llegar a ella, así como nosotros
el Señor tiene que hacer mucho esfuerzo para llegar a nosotros. Espinos y
sangre un gran sacrificio que ha pagado para acceder a nosotros para que
podamos entregar nuestro corazón.
La amada
mira al amado como el manzano entre los árboles silvestres, en otras palabras
se distingue (no es común ni silvestre), pero también tiene beneficios grandes
con solo sentarse bajo su sombra, porque los frutos comenzarán a caer sobre
nosotros, o a ser tomados fácilmente. Una protección y cobertura grande pues el
sol no la fatigará de día, no la quemará ni le hará tener arrugas. Esta visión
del amado no es precisamente lo que muchos cristianos miran del Señor pues no
hay un sentido de una relación de amor, sino que solo llega a la amistad. Esto
es triste porque una es la amada y otros los amigos del novio que se alegran de
que él encuentre pareja.
LA CONQUISTA.
No hay
duda que aunque ya exista amor entre las partes siempre es necesario el proceso
de conquista para que el amor fluya con toda la intensidad e intimidad, pero esto
no es lo que hoy vemos en el cristiano, refiriéndonos al esfuerzo que el Señor
hace pero que parece ser que no es suficiente para conquistar, porque la novia
es muy fría. Todo el esfuerzo para convencerla a que esté con él toda la vida
es conquista, y no debería terminar pues siempre habrá algo nuevo que entregar.
El proceso
es muy claro en este pasaje pues lo que hace es llevarla a la casa del
banquete, donde demuestra que lo de ellos es algo público y no secreto, porque
la conquista no le avergüenza a él ni a ella. Cuando se rescataba después que
el pueblo conquistaba y quería hacer a una de esas mujeres su esposa, tenía que
rapar su cabellera y darle un tiempo para el luto y después llegarse a ella. A nosotros
nos han dado un trato no de esclava sino de novia, y aun así nos cuesta, porque
no disponemos nuestro oído para recibir banquete de palabra (que permite
también seguir amando); la mujer es conquistada por el oído (a un hombre no le
deberían repetir tanto), y convendría estar pendiente lo que diga el amado,
esto es importante para ella. Hoy mucho cristiano al no congregarse como
debiera pierde las palabras dulces a su oído, y nunca llega a ser conquistado.
Enarboló
su bandera de amor sobre ella, y una bandera está en lo alto y no se baja se deja
arriba para que todos sepan que hay amor entre ellos. Este proceso de conquista
es clave porque llega al punto público donde no hay marcha atrás; la amada siendo
rescatada es llevada a su lugar seguro es alimentada y puesta la bandera de
quien la ha conquistado. Cuando se alcanzó la luna o el monte más alto, se
coloca la bandera que demuestra conquista, y en este caso lo único que
demuestra que se ha alcanzado algo importante es el amor, y esto nos lleva a
preguntarnos si el Señor puede poner bandera sobre nosotros.
LA ENTREGA.
Hoy el
cristiano no quiere que sepan que está enamorado del Señor como si fuera algo
malo. El amado termina conquistando al describirse el abrazo, la amada está
diciendo me yo me estrego a él, no pudo soportar la manifestación de amor hacía
ella que termina describiendo que está enferma de amor, o locamente enamorada.
Esto es muy bueno para nosotros, pues esa intimidad nos cambiará, pues la mujer
está diseñada para tomar de su marido, así como a Eva le fue dado de Adán
primero de su cuerpo, una costilla en lo natural, pero después tenía que tomar
de lo espiritual de él. Adán duerme y cuando despierta y mira a Eva está
enamorado de ella, tanto así que acepta comer del fruto.
QUE NO TERMINE SU AMOR.
Este debe
ser nuestro objetivo y es la recomendación del amado, no porque dudara de su
amada. Así como en el matrimonio se debe de buscar que nada haga terminar lo
que nos mantiene unidos, el vínculo perfecto es el amor, y si nos damos cuenta
hay una intención equilibrada de las dos partes y no solo el esfuerzo de una.
Por esto el Señor quiere pero para que opere el amor se necesita la parte
nuestra.
Por los
corzos y ciervas del campo que son cazadas hasta la muerte, si estos duermen
son tan ariscos y sensibles a los ruidos y molestias que perciben la presencia
de quienes quieren dañarnos. Así debe ser la sensibilidad del cristiano para no
echar a perder ese amor.
No
entendemos y hacemos despertar y hacemos velar, no le dejamos dormir en amor
profundo, y muchas veces hasta interferimos con otros que están en ese sueño de
amor y los vemos enamorados los despertamos, podemos hasta sentir envidia o
algo así, y el Señor sabe que no deberíamos intervenir sino dejar hasta que
quiera despertar. Prométanme que no le despertarán ni harán que vele por
ustedes, porque esto es peligroso y el amado se puede aburrir de esperar.