Sal 20:1 Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre del
Dios de Jacob te defienda.
Sal 20:2 Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga.
Sal 20:3 Haga memoria de todas tus ofrendas, Y acepte tu holocausto. Selah
Sal 20:4 Te dé conforme al deseo de tu corazón, Y cumpla todo tu consejo.
Sal 20:5 Nosotros nos alegraremos en tu salvación, Y
alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; Conceda Jehová todas tus peticiones.
Sal 20:6 Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;
Lo oirá desde sus santos cielos
Con
la potencia salvadora de su diestra.
Sal 20:7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas
nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Sal 20:8 Ellos
flaquean y caen, Mas nosotros nos
levantamos, y estamos en pie. Sal 20:9 Salva, Jehová; Que el Rey nos oiga en el día
que lo invoquemos.
Cuando cualquier necesidad supera
al hombre en cualquier situación o área de nuestra vida, pedir ayuda es lo
mejor que podemos hacer; si pedimos ayuda equivocada al hombre podría ser que
si no está de acuerdo a la voluntad de Dios se vuelva con el tiempo
contraproducente, porque no llega a la necesidad real, sino que muchas veces solamente
a la manifestación externa.
La ayuda
de Dios por otro lado es completa y llega no solo a la necesidad más interna,
sino también que corrige o ayuda a mejorar otros aspectos que son parte de esa
necesidad y que no vemos, es decir que tiene buen efecto a pesar de una alta
complejidad que tenga. Resultan no muy claros los problemas que atravesamos aun
para nosotros mismos, no digamos el que mira desde fuera. No alcanza nuestra
mente pues es subjetiva muchas veces y no mira tampoco lo más antiguo sino que
tiende a lo reciente, y no entiende ni distingue las verdaderas necesidades.
El rey
David habla del día del conflicto o el día del problema, porque es entonces cuando
nos damos cuenta que tenemos una necesidad, o es cuando necesitamos la
respuesta de Dios de manera urgente. El día del problema es cuando las cosas
están ya encima de nosotros, es cuando viene el desenlace: o somos aplastados o
salimos en victoria.
Dios se acordará de lo bueno de ti. El
salmista habla de la necesidad que tenemos
como hombres de que se recuerden de nosotros, más de las cosas buenas
nos hará sentirnos seguros, nos sentiremos con derecho o al menos cómodos para
pedir un favor o solicitar la ayuda. Es como cuando nos piden algo, si
automáticamente pensamos en, si lo merece o no, seguramente no lo daremos. Dios
no mira lo malo sino lo bueno para tener una razón más para darnos su ayuda.
La ofrenda
que se recuerda el Señor es lo que hemos ayudado y participado antes y no
estamos hablando de que nos vale esto como una obra para que nos perdonen hoy
por equivalencia, sino más bien para que nosotros estemos tranquilos y
confiados al pedir ayuda. La palabra heb. minkjá se traduce ofrenda y significa
dividir en porciones, Él se acordará que otras veces hemos ayudado a otros y
apartado también para su casa. Asimismo el aceptar el holocausto que hemos
ofrecido es cuando el Señor se agradó de nosotros pues pide que entreguemos
nuestra vida en sacrificio vivo, el holocausto es quemado completamente a excepción
de la sangre, pues la vida no nos pertenece para quemarla completamente.
Dios se
acuerda de lo bueno de nosotros para darnos ayuda, no se acuerda de lo malo que
nos ha perdonado, esta es una gran diferencia con el hombre que tiene que encontrar
algo que le permita decir que lo merecemos, porque de lo contrario no lo cede.
Existen
varios tipos de ayuda de las que habla el rey David, desde la más elemental,
hasta la otras que se van construyendo y nos van transformando conforme con el
tiempo. Veamos una descripción y estas ayudas y cómo aplican:
1. Una ayuda que te sostenga. En el
verso 2 habla de este tipo de ayuda más importante: la que no deja que nos
derrumbemos, porque cuando se permite, cuando no tenemos el apoyo, la ayuda de
Dios el derrumbamiento es eminente y las consecuencias mayores a lo que
esperamos. Si alguien se derrumba las consecuencias pueden ser totales o
parciales, es decir bajando la guardia puede desatarse algo desde nuestro
cuerpo cuando se deja de pelear y las defensas bajas permiten que seamos presas
de enfermedades. Cuánto más en lo espiritual que puede comenzar a abrirse
puertas por el desánimo, la desesperanza, la queja y palabras que van más allá
de lo que a veces queremos decir, hablamos más de la cuenta.
Cuando
alguno está por derrumbarse debemos de tener compasión porque no sabemos las
consecuencias, los hijos para con los padres debemos estar pendientes y apoyar
y no ser estorbo o causa de aceleración del mal. Pedir una ayuda para que
sostenga a otro es clave porque de seguro el problema o conflicto pasará.
2. Te ayude conforme a tus peticiones. El Señor
puede conceder todas nuestras peticiones, y este ya es un punto que va más allá
de lo necesario, más allá del sustento, pues se da porque al Señor se agrada de
alguien, se concede por la buena relación, por
la comunión, por el amor. Por esto es necesario que tengamos la
capacidad de levantar bandera, lo cual significa que estamos orgullosos, estamos
contentos de pertenecer, me siento a gusto con el Señor, es representar a
alguien grande de quien me siento honrado por ser el Dios altísimo.
Las
peticiones son el resultado de tener el valor de solicitar, de pedir, es algo que
sale de adentro, pues la mayor parte de las veces lo hemos pensado antes de
expresárselo al Señor. Cuando esas peticiones son conforme al corazón de Dios
estamos seguros que nos concederá y la ayuda tendrá un impacto grande pues dio
un fruto que resultó de una intervención nuestra, es decir que fuimos no solo
respondidos sino avalados por el Señor.
3. Te ayude conforme a tus deseos. David
decía que te dé el Señor la ayuda conforme al deseo del corazón, y si lo dice
David que era conforme al corazón de Dios, se podría decir que era ese deseo
era correcto y agradable al Señor. Ayúdanos Señor a tener un buen deseo en
nuestro corazón, cambia los que son incorrectos.
Los deseos
del corazón parecieran que no tienen mayor relevancia porque tiende a sentirse
que no son tan importantes, pero lo cierto es que son necesarios pues antes de
que no hubiera día de conflicto quizá no nos dábamos cuenta de lo importante
que era que fueran escuchados. El Señor cuando nos ayuda y va más allá de
nuestras peticiones verbales de seguro está arreglando aspectos más íntimos de
nuestra vida. Que el Señor te ayude conforme a tus deseos.
4. Te ayude conforme a y tus planes. Por otro lado pide David
que llene todos nuestros propósitos (v.4 que cumpla todo tu consejo), es decir
que se puedan cumplir todos los planes, y es aquí donde nuestros planes deben
ser de acuerdo a los del Señor, es decir que se cumplan los que él ha trazado.
Muchos propósitos de Dios se van a cumplir y otros solo si nosotros deseamos
que se cumplan. Señor que tus propósitos en nosotros no se detengan, ayúdanos. Los
propósitos de Dios se cumplen con muchas pequeñas ayudas y otras grandes que
van llenando el espacio hasta que va alcanzando un nivel suficiente que nos
permite ver hacia dónde quiere llevar nuestra vida.
La confianza es en ti y no en carros y
caballos. Habrá personas que en el problema, en el conflicto
buscan sus carros o sus caballos para salir a pelear (creyéndose
autosuficientes para enfrentar), pero nosotros nos acordaremos del Eterno Dios
a quien adoraremos, esa memoria nos guardará, es lo que permite invocar a Dios.
La
victoria viene entonces de poder adorar en el conflicto, en el problema, en la
necesidad, donde otros quizá se enojan, buscan sus recursos de guerra, pero
nosotros tendremos victoria porque nos rescatará al pedir su ayuda. Podremos levantarnos si caemos y estar de pie
en el problema y el conflicto.
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