Núm 18:20 Y
Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos
tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.
Núm 18:21 Y
he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad,
por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de
reunión.
Deu 10:8 En
aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto
de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir
en su nombre, hasta hoy,
Deu 10:9 por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con
sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
¿Quién no quiere recibir una
herencia?, y si nos dieran a escoger lo que quisiéramos recibir, creo que
estaríamos influenciados a pedir de acuerdo a nuestras necesidades y no de
acuerdo a una visión de largo plazo. El corto plazo en nuestra mente es muchas
veces una trampa que no nos deja alcanzar las metas de largo plazo que el Señor
sabe que necesitamos alcanzar y que están preordenadas para nosotros.
Lo normal
es pensar en lo que nos darán de herencia y no en quien nos la dará, pero esto
es precisamente lo que el Señor quiere hacer cambiar en nosotros, pues una
forma que muchas veces miramos lo incorrecto, por ejemplo un joven cree que
cuando se case le darán amor, comprensión, y todas las cosas que parece ser
propias de ese cambio de estado de vida, pero no piensa en que, lo más
importante será que esa mujer sea compañía para siempre y que pueda disfrutar
al tenerla cerca. De igual manera quería hacer el Señor con los levitas, y lo
mismo quiere hacer con nosotros, que veamos que es mejor estar con él, todo lo
demás no debería importarnos porque de eso él se va a encargar.
Hoy muchos
no pueden heredar bien, y hay un deseo también del Padre celestial de hacerlo
bien pero los hijos que van a heredar algunas veces no quieren vivir para
heredar, pues existe el interés de solo recibir sin importar que tienen que
saber administrar lo que se recibe para no perderlo rápidamente, pues existen
muchos casos donde alguien recibe y lo despilfarra y lo pierde, y en lugar de
llegar a ser de bendición se vuelve frustración. El Señor en la parábola de los
talento se la quita a quien la guardó, reprochándole que mejor hubiere sido
mejor darla a los banqueros para al menos haber recibido los intereses; aquí se
muestra que es importante aprender a trabajar porque ese talento le fue quitado
y pasó a quien administró mejor.
De la
tribu de Leví fueron tomados los sacerdotes y los que apoyaban el servicio,
cantores, porteros, etc. que participaban como ayuda les llamaban levitas. Nosotros
hoy somos sacerdotes del Señor si realmente ministramos y nos disponemos para
hacerlo (muchos han guardado sus vestiduras y no las usan), por esta razón
podemos y debemos conocer lo que tenemos como herencia de parte de Dios.
Qué significa Levi. En la
tribu de Leví representa algo importante en cuanto a la herencia en comparación
con las demás tribus de Israel y para comprender mejor esto se debe examinar el
origen de la tribu que vino del tercer hijo Jacob con Lea.
Leví:
significa unido, sujetado juntado, adherido, apegado a Dios. Hijo de Lea que le
puso ese nombre porque dijo "esta vez se unirá mi marido conmigo"
Gen_29:34. Para Lea entonces era la esperanza de conseguir la unión a su marido
por el nacimiento de su tercer hijo Leví, así también los levitas tenían que
estar unidos a Dios, porque era la esperanza para unir al pueblo con Dios.
La unión
de aquel tiempo de la tribu de Leví representaba la cercanía que tenían con
Dios a través de la ministración en el templo donde podían tener acceso a la
presencia de Dios en el lugar Santo, privilegio que tenía únicamente esta
tribu, pues nadie más podía acercarse al Señor sin morir. Hoy día nosotros
tenemos ese privilegio de acercarnos por su hijo Jesucristo.
Apartado por Dios. Sin duda
como dice Deu_10:8 el Señor apartó en su
tiempo a Leví, siendo este un acto de exclusión de lo que las otras tribus
tenían que hacer porque estaban siendo apartados o sacados de las otras para
cumplir ciertas funciones:
Llevar el arca del pacto. Mover el
arca del pacto donde se manifestaba Dios no podía ser llevado por cualquiera,
por lo que se tenía que levantar y llevar al hombro, y aunque esto parezca
ilógico, el Señor nos da el privilegio de llevar su presencia, nosotros y
únicamente nosotros somos los responsables de llevar esa presencia pero solo si
vamos donde él dice que vallamos y no donde nosotros queremos ir. Si la columna
de fuego o la nube se movían los levitas se levantaban y desarmaban y cargaban
el tabernáculo del Señor.
Servir en su presencia. Este es
el servicio al Señor que muchas veces no percibimos que él nos mira en todo
momento, y más aún nada pasa desapercibido, todo lo mira, lo externo, nuestra
actitud, pensamiento, nuestro corazón. El sacerdote tenía cuidado de no
ministrar con un corazón equivocado, inclusive podía morir si no se cuidaba.
Bendecir su nombre. Esto no
es más que pronunciar bendiciones en su nombre, somos levantados para bendecir
a otros pero no en nosotros sino en el nombre del Señor. El sacerdote tenía que
ser imparcial con las personas y tenía que bendecir a todos. Si tenemos esa
capacidad de bendecir aun a los enemigos estaremos cumpliendo con una función
sacerdotal.
Este
privilegio no lo tenían las demás tribus, sin embargo esto tenía un precio que
tenían que pagar, al menos humanamente, o lo que su mente les hacía pensar que
era un sacrificio pero a la verdad no lo era.
Leví no tiene herencia. Lo
anterior era la razón por la cual Leví no tenía herencia como las demás tribus,
porque tenía que dedicar el tiempo y sus fuerzas, con todo su corazón al Señor.
No podía distraerse en las cosas que los demás se desgastaban, sino que estar
completos para el Señor.
Entonces
el Señor les dice algo que era para alegrarse para creérselo, para decir ya estuvo,
ya la hice, estoy a salvo, no me preocuparé por nada en la vida: ¡yo soy tu
porción y tu herencia”. Esto muchas veces no lo podemos dimensionar pues tiene
dos tiempos el actual y el futuro. Cuando le dicen a Aarón de la tierra de
ellos no tendrás heredad, quizá si nosotros hubiésemos estado allí nos
hubiéramos entristecido, y qué cara hubiéramos puesto nosotros al escuchar “Yo
soy tu parte y tu heredad”. Nos hubiéramos quedado con los beneficios o con el
dador de los beneficios.
Lejos de
la implicación en el ánimo de Aarón con su hermano Moisés que eran Coatitas de
la tribu de Leví, no pensaban en recibir una parte de las que estaban
repartiendo, lo tenían claro. Existía una diferencia entre la porción y la
heredad.
Porción: viene de una palabra hebrea que
significa "liso" por alusión a
las piedras lisas usadas para echar suerte a la hora que estaban asignando las
porciones a repartir. Esta era la parte actual, la presente tu porción tu
parte, tu territorio, lo que te toca recibir. El Señor les dijo: yo soy para ti
esa porción.
Heredad:
esto era lo que les era dejado como legado, el hijo hereda tierras y casa para
ocupar cuando el padre falta, se tomaba posesión mientras se vive pues no se le
puede heredar a un muerto. Entonces el Señor estaba diciéndoles también yo soy
tu herencia, es decir tu futuro, aquí tenemos herencia más allá pues se
heredará también en la vida eterna, así como lo que hemos heredado por nuestro
Señor Jesús. Somos coherederos en Cristo.
Algunos
podemos perder los beneficios por lo que queremos hoy, no perdamos lo mejor
porque no nos hará falta nada pues el que hereda está tratando de darnos
conforme a lo que prospera nuestra alma y luego recibiremos lo mucho, pues si
en lo poco somos fieles en lo mucho nos pondrán. Cuántos por querer solo esos
beneficios no llegan a conocer al Señor que da los beneficios. Cuántos
podríamos interesarnos en la herencia y no en el que da la herencia, pues por
esta razón muchos son desheredados.
Por esto
el Señor le quita ese obstáculo de la mente a Aarón y a la tribu de Leví al
decirles que no tienen parte ni heredad como los demás del pueblo, que se
enfocaran en Él, y que allí estaría todo para ellos, porque siempre disfrutaría
de los frutos de la tierra y de todos los beneficios pero nunca se sentirían
dueños de nada. Esto debe ser una realidad aceptada más aun por los ministros
del Señor pues la obra no es para recibir una porción más grande que los demás
ni para recibir la mejor herencia material, sino que somos llamados para estar
cerca de él, y disfrutar de llevar en nuestros hombros su presencia, servirle y
bendecir al pueblo, lo demás son solo añadiduras que el Señor quiere darnos.
La
decisión es hoy, para amar al que da y preferir estar con el testador, porque
si estamos con él no nos faltará nada, estaremos seguros, pues todas las cosas
vendrán cuando él lo quiera.