domingo, 2 de octubre de 2011

Alcanzando el descanso del Señor

Texto: Isaías 58:13-14

Isa 58:13 Si retrajeres del día de reposo[a] tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
Isa 58:14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.

¿Quien no se cansa? Todo ser humano con solo vivir puede cansarse pues aunque alguien aparentemente viva de una manera relajada, también le cansará tarde o temprano, y la comodidad física no hace descansar el alma de la fatiga del alma.

Cuando conocemos al Señor Jesús como nuestro salvador, esa salvación pareciera que se queda lejos, inalcanzable como para gozar, y como si el descanso fuera solo para la eternidad (o un que descanse en paz), sino que él quiere que tengamos descanso en la vida acelerada que hoy se vive.

El mismo sistema nos quiere llevar y obligar inclusive a vivir en afán, o diciéndolo de otro modo, con un metabolismo acelerado en nuestra alma, y ésta se siente obligada a trabajar en todo momento, y sin duda al no descansar cometemos errores. Lo miramos en el cansancio físico que cuando traspasamos el límite nos lleva a cometer errores en el trabajo, por eso deben existir límites claros, para no volvernos malhumorados o no se querer relación con otras personas, peor aun cuando dejamos de tener intimidad en nuestra propia familia.

Con esta palabra en Isaías nos muestra el Señor lo que quiere que hagamos en cuanto al descanso; en el antiguo pacto el día de reposo se había vuelto una obligación religiosa y se había perdido el verdadero propósito de descanso. El descanso siempre ha estado en el Señor como parte de su plan, pero también el hombre se cansa por no escuchar y hacer lo que nos dice. El profeta Isaías nos muestra por inspiración del Señor lo que deseaba y más específicamente cómo se conseguía el descanso, las cosas que no debemos de hacer porque nos cansan, y los beneficios del descanso.

Si te retiras de: “El retraer nuestro pie”, habla verdaderamente de una intención que esta por ejecutarse pero que de última hora se detiene y regresa a su puesto. La recomendación es que nos retiremos de estas cuatro cosas que nos cansan:

Hacer nuestra propia voluntad. El descanso llega cuando renunciamos a nuestros propios propósitos o cuando las decisiones tomadas en nuestro corazón, que están ya para ser ejecutadas se detienen y se decide retirarse del asunto. Estas decisiones desgastan más cuando nuestras conciencias nos dice que no está bien lo que hacemos. Más difícil aun cuando hacemos las cosas por caprichos y para causar molestias en otros, terminará cansándonos.

Deshonrar al Señor, caminando en nuestros propios caminos. El camino significa algo que es pisado o se hace por la costumbre de pasar, y otros se construyen premeditadamente. Y hay caminos malos que deshonran y que acostumbramos caminar y aunque nos llevan siempre a malos resultados, y aunque a veces tenemos la esperanza que esa vez resulte diferente el camino es equivocado. Existe la dificultad de no querer renunciar de esos caminos porque nos dan alguna satisfacción en nuestra carne, pero no olvidemos que deshonran al Señor.

Buscando nuestros propios negocios o caminos. Esto era grave cuando el día fue hecho para buscar al Señor y alcanzar descanso, entonces nosotros andamos aparentemente en las cosas espirituales, pero solo para encontrar nuestros propios negocios, las cosas que nos convienen y no lo que el Señor quería. Aunque parezca válido buscar nuestros negocios u oportunidades que se basan en algo que ofrecemos o demandamos, como hoy algunas personas acostumbra la iglesia para obtener lo que buscan o proponen y tienen interés en lo que el Señor les quiere dar.

Hablar nuestras propias palabras. Hablar palabras inútiles nos pasan factura, porque al hablar nos cansa por las consecuencias que trae las palabras ociosas, pero también se puede volver un círculo vicioso, porque el cansancio saca palabras que no debemos decir, que ofenden a Dios y a nuestro prójimo. El cansado habla de más porque bajan sus defensas y filtros, dejando pasar las cosas que no se deben decir.

Los beneficios que traerá como resultado del descanso son grandes porque algunos podemos sufrir falta de descanso y al final fatiga, aburrimiento, y la sensación de estancamiento. Cuando podemos parar los cuatro aspectos anteriores y se consigue descanso, y no se queda hasta ahí, sino que vienen beneficios adicionales como:

Delicia en el Señor. Esta debería ser una meta, el sentir deleite el Señor, es decir tener intimidad y alcanzar la condición donde no importa lo que está pasando a nuestro alrededor, sino que existe un gozo pleno por su presencia. Aun en lo natural cuando tenemos el descanso correcto estamos dispuestos a tener esa intimidad pero cuando estamos cansados no podemos ni queremos.

Nos hará subir sobre las alturas. A esto le podemos llamar prosperidad y honor como hijos de Dios, sabiendo que cuando se sube se está mejor porque supera los obstáculos, pero también por la voluntad de Dios y no, como el resultado de nuestro esfuerzo egoísta o de superación sin tomar en cuenta a Dios porque esta nos envanece. Subiendo sin parar podremos ir teniendo la visión que el Señor quiere que tengamos, al igual que en la pareja que se van construyendo la visión de acuerdo a la intimidad.

Nos dará de comer la heredad de Jacob. Disfrutar de la posesión de tierra dada a Jacob en un tiempo difícil como en los tiempos de Isaías, cuando muchos no tenían esperanza después de la cautividad de recuperar lo que el Señor les había dado. Disfrutar lo que nos da el Señor es difícil para el que no puede descansar (el afán causa insatisfacción), pero el que ha descansado puede tener satisfacción y capacidad para disfrutar la heredad que nos da.

Lo garantiza el Señor porque su boca lo ha hablado. El cumple el objetivo de su día de reposo en nuestro Señor que es nuestro descanso, y no era para enseñorearse de ellos, sino para obligarlos descansar, pero necesitaban quitar las distorsiones, necesitamos sus beneficios que solo llegan en el reposo del Señor.