domingo, 18 de marzo de 2012

Escondidos en Cristo

Col 3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.(A)
Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Col 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Col 3:4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Col 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

En el reino de los cielos no hay necesidad de querer sobresalir en nada, porque todo está disponible, hablando de lo importante y de las cosas que valen, al final será su gloria la que nos manifestará a nosotros. Al contrario el Señor hoy quiere escondernos, ponernos detrás de su cubierta, nos quiere cubrir para que no estemos expuestos.

A algunos nos cuesta entender la razón para estar escondido, porque se puede pensar o creer que necesitamos estar en el mercado de muchas cosas, pero en realidad es estar expuestos a lo que nos puede dañar de manera permanente. Algunos hemos estado anónimos en la vida cristiana para muchas cosas pero es porque el Señor ha querido evitarnos daños, aunque lo hayamos valorado como pérdida.

Quien está escondido es porque algún daño está fuera, o alguien nos busca porque simplemente cuando se expone lo bueno se vuelve codiciable para otros, y principalmente para el enemigo de nuestras almas, y nos cuesta entender que sin su protección es muy difícil sobrevivir y pasar por este mundo. Quien está escondido debe de estar consciente de esto, de lo contrario podrá sentirse preso o forzado, cuando lo que está pasando es que el Señor nos está protegiendo.

¿Cómo nos puede esconder o cubrir el Señor? Para esto se requiere que nosotros hagamos algunas cosas como lo dice el apóstol Pablo, esta es la clave: que nos dejemos esconder. Dejarse esconder incluye dos cosas:

1. Buscar las cosas de arriba. Del griego zetéo: buscar, adorar. Lo de encima, lo de arriba, lo supremo. La búsqueda entonces se trata no solo de encontrar las cosas superiores, sino que se trata de un aferrarse a ellas, de buscar al punto de adorarlas.

El Señor quiere que le busquemos, pero al hombre le resulta cada vez más difícil buscarle. Por ejemplo congregarse es algo que se negocia en nuestra mente y las decisiones que se hace muchas veces no buscan las cosas supremas, ni de arriba sino por las cosas de abajo. La obediencia muchas veces se discute en nuestra mente y puede intercambiarse o negociarse a la hora de tomar decisiones. Para que el Señor nos esconda debemos estar buscándolo a Él.

2. Atención o enfoque en las cosas de arriba. Del griego froneo: estar dispuesto mentalmente, interesarse, en nuestra forma de pensar, es un ejercitar la mente. Aquí está el problema que tenemos, que no nos preparamos mentalmente en lo que hacemos, porque no se le da la debida importancia.

El hombre debe entonces mentalizarse e interesarse, tener en nuestra mente las cosas de Dios, es enfocarse y esto tiene que ver con la claridad de lo espiritual, y el convencimiento que solo el Señor nos hará seguir en el camino y ayudarnos hasta el final. El joven que se interesa en las cosas de Dios tendrá una mente en el Señor que le permitirá ya no ocuparse en lo vano o en cosas que no traen provecho y es guardado.

Escondidos en Cristo. El Señor nos cubre al morir, lo que muere quedará cubierto, no con tierra como un cadáver, sino por su santidad. El plan de Dios es cubrirnos y eso solo era posible si el moría por nosotros.

Esconder entonces es algo intencional, es decir que tiene un propósito claro, y la forma en que la hace con nosotros es cubriéndonos para que no nos vean, para que el enemigo no nos pueda encontrar. Al Señor sí lo pudo encontrar y lo trató de eliminarlo y al matarlo físicamente lo que hizo fue ponerlo como una semilla que muere pero resucita.

Indicadores prácticos: haced morir. Las cosas que deben morir en nosotros, es precisamente lo que Dios nos da fuerzas para eliminar de nuestras vidas, pero esto no es lo primero, sino buscar y enfocarnos en lo espiritual para estar preparados poder ser ayudados. El hombre nos dice que primero nos debemos limpiar nosotros mismos, pero esto no funciona y tendemos a frustrarnos.
En otras palabras cuando buscamos de corazón y nos ocupamos y enfocamos en las cosas del Señor podremos consagrarnos, y no dejarnos ganar por las cosas terrenales, sino por el contrario se podrán hacer morir. El problema está cuando lo queremos alcanzar sin las primeras dos cosas. Esto es como cuando las personas dicen que arreglarán su vida antes de buscar al Señor, cuando es lo contrario para que nos pueda ayudar el Señor.

Levantará a los escondidos. Esta es la promesa para quien se deje esconder, podrá vencer lo terrenal y al final será manifestado con el Señor, y la gloria que no tuvo en esta vida la tendrá con el Señor en la eternidad.
Bueno es saber que no somos llamados a fama ni gloria terrenal, aunque no quiere decir que no nos pueda poner en eminencia pero con protección. El Señor quiere que estemos escondidos y seguros en el Señor.