martes, 12 de noviembre de 2013

LAS PROMESAS NOS DEBEN CAMBIAR



Texto: Josué 14:6-15
6 Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. 7 Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. 8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.
10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11 Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. 12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. 13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 15 Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.

El Pastor de los pastores puede tener dos posiciones para guiar a su pueblo, adelante o atrás del rebaño. Cuando está al frente se asemeja más cuando el rebaño o el cristiano está dispuesto a seguir sus promesas, por el otro lado cuando el Señor toma la posición de la retaguardia es posible que necesita empujar al rebaño, y para esto necesita usar algunos medios o recursos que son respuesta al descarrío o alejamiento.
Las promesas de Dios es la parte positiva de motivación en el caminar espiritual, porque es un mover voluntario, es un deseo de alcanzar lo que nos han prometido y en este proceso somos transformados por el Señor, contrario a lo que algunos pueden inclinarse más, que la corrección es la más eficaz cuando se pasan desiertos, o tratos o juicios. Cómo no desea el Señor que nos movamos por sus promesas y no porque alguien piense que existe una amenaza de fracasar en la vida, pensando en las innumerables formas de fallar y no en las infinitas misericordias.
No toda promesa hace cambios buenos en las personas, así como se intenta animar con una promesa al joven de parte de su padre que ofrece quizá la empresa familiar, sin embargo puede haber diferentes respuestas, algunos jóvenes no querrán hacer mayor esfuerzo en sus estudios ni ser diligente, sin embargo otros pueden hacer lo contrario y con la promesa cambiar sus vidas. Las promesas entonces son importantes para el cristiano para que las tome en serio, para que ese proceso lo transforme así como lo hizo Caleb, al contrario de los otros diez que hablaron mal de la promesa de Dios acerca de la tierra prometida.

EL ANTECEDENTE: LA PROMESA LLEGARÁ EN SU MOMENTO
Siempre es importante de dónde arranca una promesa y en esta historia podemos aprender que cuando el Señor ofrece algo lo cumplirá. Moisés fue el instrumento a través de quien le fue dada la promesa a Caleb quien no dudó en que la recibiría a pesar del tiempo que transcurrió.
Algunas no son instantáneas y muy pocos quizá estarán dispuestos a esperar 45 años para que se cumpla una promesa; no es que no quiera el Señor darla, sino porque tienen que cumplirse muchas cosas en la vida de quien la recibirá para que pueda aprovecharla y disfrutarla. Algunos cristianos dejan pasar la promesa como el surfista que deja pasar una ola buena, otros se suben en ellas pero luego al no esforzarse caen por el temor, y otros aprenden a mantenerse sobre ella y alegrarse y disfrutar sobre ella.
En muchos cristianos desfallece su corazón cuando no llega la promesa, y podemos preguntarnos entonces, ¿quién es el que puede esperar las promesas sin darse por vencido?

EL CARÁCTER DE DIOS EN CALEB
Sin duda existía una coincidencia en el sentir de Caleb y su proceder, y el sentir de Dios para el pueblo de Israel. Cuando fueron los espías a reconocer la tierra se requería que además de ser diligentes, tener buena condición física y saber hacer la labor de espiar, tuvieran un carácter especial que fuera acorde con el sentir de Dios.
Muchas actividades en la vida requieren empeño y no darse por vencido y algo todavía superior es mirar como oportunidades donde los demás miran peligros o fracasos. Lo que ellos llevaran como noticia al pueblo sería clave para el ánimo, porque de verdad algunos esperamos que nuestros líderes nos contagien de lo correcto: de ganas, de energía, de victoria; sin embargo diez de aquellos espías no fueron responsables con el sentir del Señor pues no alcanzaron a darse cuenta el impacto que tendría en el pueblo.
Existe gente especial y aún cristianos que hacen desfallecer el corazón de los demás metiéndoles temor, desánimo, desesperanza. La palabra de Caleb fue de confianza en el Señor, quien les ayudaría a conquistar aquella tierra. No hablamos que mintió o que dijo mentirillas blancas, sino que sabiendo los obstáculos los puso a la par del Señor, entonces todo gigante tiene que volverse enano.
Muchos no cumplimos al Señor en dar ánimo y debemos revisar, pues cuando no aceptamos lo que el Señor nos manda y al contrario reclamamos, venimos a ser un mal ejemplo para con los demás, y todavía se vuelve más crítico si presidimos en alguna labor ministerial. Caleb nunca reclamó la promesa hasta que llegó el momento de Dios.

EL CAMBIO INTERNO PUEDE SER IGUAL A LO PROMETIDO
Junto con la promesa vienen beneficios adicionales que no se pueden ver en el momento en que es dada, aunque el tiempo (gr. cronos), parece tener más fuerza que la oportunidad completa o la ocasión para nuestra vida (gr. kairós). No importa cuánto tiempo debe pasar, lo importante es que se cumpla todo lo que trae esa oportunidad de Dios. Algunos de estos beneficios fueron:
·        Dios da vida junto con la promesa. Normalmente no lo miramos como ventaja, pero si la promesa es de largo plazo, entonces nos está dando vida para que la alcancemos a ver, si por el contrario es de rápido cumplimiento, entonces se recibe poca vida en cuanto a tiempo. Simeón esperó el cumplimiento de la promesa hasta que tuvo al Señor Jesús en sus brazos en el templo cuando fue presentado, además recibió revelación extra a la promesa de su vida y el ministerio del Señor Jesús.
·        La promesa traía fuerzas adicionales. Esta implicaba la conquista de un territorio: Hebrón y para esto era necesario la fuerza humana mínima y una adicional de Dios; El Señor le dio no solo vida a Caleb sino la misma fuerza de hacía 45 años.
·        Nos hace prepararnos en el cómo conquistar. El conocimiento de la dificultad de conquistar eran dos principalmente: los gigantes y las ciudades grandes y fortificadas. Este conocimiento y el tiempo le dieron la oportunidad de prepararse para la conquista y no le desalentó sino que vio las cosas del lado correcto y pudo pensar si hay gigantes entonces venceré gigantes pues la promesa está delante para ayudarnos a ir más allá.  ¿Cuánto tiempo hemos estado pensando en cómo el Señor nos ayudará a superar las dificultades para alcanzar la promesa?
El “quizá el Señor estará conmigo y los echaré”, mencionado en el verso 12, lo dijo Caleb pero no el quizá de duda sino el de esperanza, pues el Señor estará con él para echar a los gigantes aunque estén en ciudades fortificadas. Llegará también para nosotros el tiempo de sacar gigantes, de echarlos pues usurpan nuestra heredad de bendición y esto no ocurre si no hay una promesa contratada de verdad por el cristiano.
A Caleb se le podía pasar el tiempo si no reclama su promesa, para otros apocados o pusilánimes no se habrían atrevido a reclamar la promesa porque no sienten el respaldo del Señor. Tenemos que preguntarnos en qué situación nos encontramos para pedir, pues Josué no detuvo la promesa, al contrario la validó y esta fue al parecer la última batalla para que después descansara la tierra de la guerra. Debemos tener en este final la imagen de Caleb sobre el monte mirando alrededor después de haber echado a los gigantes, así también nosotros debemos mirarnos allí en la cima del monte como tomando lo que el Señor nos quiere dar.