viernes, 26 de octubre de 2012

El Padre nos da su mejor regalo



Luc 11:5  Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes,
Luc 11:6  porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante;
Luc 11:7  y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?
Luc 11:8  Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.
Luc 11:9  Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Luc 11:10  Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Luc 11:11  ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?
Luc 11:12  ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Luc 11:13  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Pedir puede ser para algunos algo no fácil de hacer y puede que nos complique de alguna manera, y si nos vamos al otro lado en el dar puede ser que también creamos que no podemos dar, o que nos cuesta dar, pero en realidad el Señor nos dice que sí podemos dar, y que no depende de que seamos buenos, es decir no es un requisito sino que aun siendo malos podemos dar cosas buenas, y esto trae recompensa.

Algunas leyes espirituales nos cuesta entender que funcionan en cualquier persona, sin que se le ponga un rótulo general como "+" o "-", sino que actúan simplemente porque se hacen, así como funcionan muchos descubrimientos que pueden ser utilizados para el bien o para el mal. El hombre y la mujer tienen una gran capacidad de dar y la recompensa de hacerlo viene aunque seamos malos.

Dar un regalo se entiende que es algo bueno, algo que la persona que lo recibe se sentirá contenta de recibirlo. No es fácil dar lo que otro necesita, sin embargo cuando la persona lo pide, entonces es fácil acertar, pero cuando el que regala es el Señor habrá una diferencia porque no se equivoca. En esta porción nos habla de la satisfacción que él siente cuando pedimos lo mejor para nosotros. Debemos pedir el Espíritu Santo porque es el mejor regalo que nos puede dar y que nos ayudará en todo lo que necesitamos como seres humanos.

La confianza de pedir a un amigo. En este pasaje nos dice que es algo elemental saber pedir al Señor y el ejemplo que se nos muestra es hacerlo como lo hiciéramos con un amigo, a quien le pedimos algo cotidiano que no representa una pérdida. El amigo no se quedará pobre por lo que los tres panes que le pidió, cuánto más el Señor que es dueño de todo.

La confianza con el amigo nos permite ir de noche a buscarlo, esto implica una buena relación para hacerlo por lo inoportuno pues lo hizo de noche, porque si necesitamos algo de noche no nos atrevemos a molestar a quien no nos conoce menos a un vecino. Además esa confianza también se apoyó en que lo que estaba pidiendo prestado no era para él directamente, porque había llegado un amigo a visitarlo y no tenía nada para darle. La actitud es más atrevida cuando estamos solicitando algo que no será para nuestro beneficio, entonces es más fácil pedir; esta misma actitud es la que el Señor quiere que tengamos nosotros con él, que lleguemos a pedir confiados y como si estuviéramos pidiendo para beneficiar a otros, pues indirectamente cuando el Señor nos da casi siempre salen beneficiados otros.

La representación en esta porción es la que normalmente un hombre común haría al solicitarle ayuda a altas horas de la noche solicitando algo como pan, es decir que la actitud quizá no sea la correcta cuando dice: la puerta ya está cerrada –significa hubieras venido antes cuando estaba abierta- pero aunque su actitud no fue la mejor, brinda lo que le piden. Cuantos no queremos dar pero por lo inoportuno fuerza a que lo hagamos, lo hizo para quitárselo de encima.

El Señor no nos quiere quitar de encima, y dar solo porque sí, sino que le agrada la petición por la confianza de llegar y presentarse a solicitar fuera de tiempo. Así muchos nos dicen que ya cerraron la puerta que ya no se puede, pero solo quien se atreve recibe aunque pensemos que va a molestar, las puertas pueden estar cerradas y pero eso no quiere decir que no se pueden abrir aunque no sea para entrar sino para que salga lo que hemos pedido.

La amistad no fue la que hizo que le diera lo que necesitaba, así también nosotros pensemos que por la amistad con Dios vamos a recibir, pero la confianza da las fuerzas y el atrevimiento de ir a pedir, aunque en el pasaje no fue lo que hizo que se levantara su amigo a darle lo que necesitaba, sino la insistencia inoportuna. Nosotros recibimos a veces no por la gran comunión, pero sí por pedir insistentemente con confianza que equivale a la fe.

Pedir, buscar, llamar. Tres formas de solicitar, la primera relacionada con la boca es pedir, la oración parte es pedir con nuestra boca pero también con nuestro corazón, es el deseo de obtener algo que es bueno para nosotros y que esperamos que Dios obre para que llegue a nuestra vida. No solo debe quedar dentro de nuestro corazón sino que también se pide, lo que expresa una solicitud inequívoca de lo que se quiere y esto no debe ser a la ligera, sino entendiendo lo que se pide se nos dará, habiendo aquí dos voluntades.

Buscar ya implica una acción donde el resultado es encontrar, pero lo principal es saber dónde ir a buscar. Si sabemos que el Señor es el dador de la vida y que de todas las cosas tiene control, entonces debería ser nuestra primera opción, porque aquel hombre pensó donde buscar y supo que las primeras opciones eran sus amigos. Esto mismo hizo ir donde encontraría lo que necesitaba y donde tenía la mejor posibilidad de obtenerlo, por ser amigo confió para pedir.

Llamar refiriéndose a la puerta, y sabemos que ese es un lugar obligatorio por dónde se debe entrar, el ladrón busca entrar a la fuerza, pero el que solicita llama para llegar a lo que necesita. Podemos iniciar allí en la puerta sea que para que entremos o para que la ayuda salga. A veces queremos entrar, pero en este caso no se le permitiría entrar sino más bien solo serviría para que saliera la ayuda que pedía, no lo querían ver a él por inoportuno.

El padre malo da cosas buenas, cuánto más nuestro Padre Celestial. Cuando pensamos en las solicitudes de nuestros hijos, las claves pueden ser las que se revelan en este pasaje, primero lo que se pide era una solicitud de alimento, esto es ineludible para un padre cuando pide el hijo el padre trata de actuar para responder, y en algo tan serio como el alimento no se puede engañar al hijo, ni sustituir, el Señor responderá conforme a la necesidad. Si su hijo pide pan o pescado o huevo, él no le da al hijo algo inservible o peor aún algo peligroso como una serpiente o escorpión.

El padre humano entonces aunque sea malo se esfuerza por dar lo que le piden en estas cosas, cuánto más el Padre Celestial que su mejor regalo es el Espíritu Santo a quienes se lo pidan. El mayor regalo que tiene, está dispuesto a darlo, es el más valioso pues solo ha sido posible su acceso por el sacrificio de su hijo, no se lo guarda sino que viene a afirmar que solo quien pida su Espíritu Santo lo recibirá. Aquí está resumida la solución a todas nuestras necesidades pues no llevará a lo que es real, a lo que es verdadero, a lo que resuelve, a la bendición anhelada.