Luc 11:5 Les dijo
también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él
a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes,
Luc 11:6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué
ponerle delante;
Luc 11:7 y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes;
la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo
levantarme, y dártelos?
Luc 11:8 Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su
amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que
necesite.
Luc 11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá.
Luc
11:10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y
al que llama, se le abrirá.
Luc
11:11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una
piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?
Luc
11:12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Luc
11:13 Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Pedir puede ser para algunos algo
no fácil de hacer y puede que nos complique de alguna manera, y si nos vamos al
otro lado en el dar puede ser que también creamos que no podemos dar, o que nos
cuesta dar, pero en realidad el Señor nos dice que sí podemos dar, y que no
depende de que seamos buenos, es decir no es un requisito sino que aun siendo
malos podemos dar cosas buenas, y esto trae recompensa.
Algunas
leyes espirituales nos cuesta entender que funcionan en cualquier persona, sin
que se le ponga un rótulo general como "+" o "-", sino que
actúan simplemente porque se hacen, así como funcionan muchos descubrimientos
que pueden ser utilizados para el bien o para el mal. El hombre y la mujer
tienen una gran capacidad de dar y la recompensa de hacerlo viene aunque seamos
malos.
Dar un
regalo se entiende que es algo bueno, algo que la persona que lo recibe se sentirá
contenta de recibirlo. No es fácil dar lo que otro necesita, sin embargo cuando
la persona lo pide, entonces es fácil acertar, pero cuando el que regala es el
Señor habrá una diferencia porque no se equivoca. En esta porción nos habla de
la satisfacción que él siente cuando pedimos lo mejor para nosotros. Debemos
pedir el Espíritu Santo porque es el mejor regalo que nos puede dar y que nos
ayudará en todo lo que necesitamos como seres humanos.
La confianza de pedir a un amigo. En este
pasaje nos dice que es algo elemental saber pedir al Señor y el ejemplo que se
nos muestra es hacerlo como lo hiciéramos con un amigo, a quien le pedimos algo
cotidiano que no representa una pérdida. El amigo no se quedará pobre por lo
que los tres panes que le pidió, cuánto más el Señor que es dueño de todo.
La
confianza con el amigo nos permite ir de noche a buscarlo, esto implica una
buena relación para hacerlo por lo inoportuno pues lo hizo de noche, porque si
necesitamos algo de noche no nos atrevemos a molestar a quien no nos conoce
menos a un vecino. Además esa confianza también se apoyó en que lo que estaba
pidiendo prestado no era para él directamente, porque había llegado un amigo a visitarlo
y no tenía nada para darle. La actitud es más atrevida cuando estamos
solicitando algo que no será para nuestro beneficio, entonces es más fácil pedir;
esta misma actitud es la que el Señor quiere que tengamos nosotros con él, que
lleguemos a pedir confiados y como si estuviéramos pidiendo para beneficiar a
otros, pues indirectamente cuando el Señor nos da casi siempre salen
beneficiados otros.
La
representación en esta porción es la que normalmente un hombre común haría al
solicitarle ayuda a altas horas de la noche solicitando algo como pan, es decir
que la actitud quizá no sea la correcta cuando dice: la puerta ya está cerrada –significa
hubieras venido antes cuando estaba abierta- pero aunque su actitud no fue la
mejor, brinda lo que le piden. Cuantos no queremos dar pero por lo inoportuno
fuerza a que lo hagamos, lo hizo para quitárselo de encima.
El Señor no
nos quiere quitar de encima, y dar solo porque sí, sino que le agrada la
petición por la confianza de llegar y presentarse a solicitar fuera de tiempo.
Así muchos nos dicen que ya cerraron la puerta que ya no se puede, pero solo
quien se atreve recibe aunque pensemos que va a molestar, las puertas pueden
estar cerradas y pero eso no quiere decir que no se pueden abrir aunque no sea
para entrar sino para que salga lo que hemos pedido.
La amistad
no fue la que hizo que le diera lo que necesitaba, así también nosotros
pensemos que por la amistad con Dios vamos a recibir, pero la confianza da las
fuerzas y el atrevimiento de ir a pedir, aunque en el pasaje no fue lo que hizo
que se levantara su amigo a darle lo que necesitaba, sino la insistencia
inoportuna. Nosotros recibimos a veces no por la gran comunión, pero sí por
pedir insistentemente con confianza que equivale a la fe.
Pedir, buscar, llamar. Tres
formas de solicitar, la primera relacionada con la boca es pedir, la oración parte es pedir con nuestra boca pero también con
nuestro corazón, es el deseo de obtener algo que es bueno para nosotros y que
esperamos que Dios obre para que llegue a nuestra vida. No solo debe quedar
dentro de nuestro corazón sino que también se pide, lo que expresa una
solicitud inequívoca de lo que se quiere y esto no debe ser a la ligera, sino
entendiendo lo que se pide se nos dará, habiendo aquí dos voluntades.
Buscar ya implica una acción donde el
resultado es encontrar, pero lo principal es saber dónde ir a buscar. Si
sabemos que el Señor es el dador de la vida y que de todas las cosas tiene
control, entonces debería ser nuestra primera opción, porque aquel hombre pensó
donde buscar y supo que las primeras opciones eran sus amigos. Esto mismo hizo
ir donde encontraría lo que necesitaba y donde tenía la mejor posibilidad de
obtenerlo, por ser amigo confió para pedir.
Llamar refiriéndose a la puerta, y
sabemos que ese es un lugar obligatorio por dónde se debe entrar, el ladrón
busca entrar a la fuerza, pero el que solicita llama para llegar a lo que
necesita. Podemos iniciar allí en la puerta sea que para que entremos o para
que la ayuda salga. A veces queremos entrar, pero en este caso no se le
permitiría entrar sino más bien solo serviría para que saliera la ayuda que
pedía, no lo querían ver a él por inoportuno.
El padre malo da cosas buenas, cuánto más nuestro
Padre Celestial. Cuando pensamos en las solicitudes de
nuestros hijos, las claves pueden ser las que se revelan en este pasaje, primero
lo que se pide era una solicitud de alimento, esto es ineludible para un padre cuando
pide el hijo el padre trata de actuar para responder, y en algo tan serio como
el alimento no se puede engañar al hijo, ni sustituir, el Señor responderá
conforme a la necesidad. Si su hijo pide pan o pescado o huevo, él no le da al
hijo algo inservible o peor aún algo peligroso como una serpiente o escorpión.
El padre humano
entonces aunque sea malo se esfuerza por dar lo que le piden en estas cosas,
cuánto más el Padre Celestial que su mejor regalo es el Espíritu Santo a
quienes se lo pidan. El mayor regalo que tiene, está dispuesto a darlo, es el
más valioso pues solo ha sido posible su acceso por el sacrificio de su hijo, no
se lo guarda sino que viene a afirmar que solo quien pida su Espíritu Santo lo
recibirá. Aquí está resumida la solución a todas nuestras necesidades pues no
llevará a lo que es real, a lo que es verdadero, a lo que resuelve, a la
bendición anhelada.