Texto: Deuteronomio 29:1-20 (RV1960)
Dt 29:1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase
con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con
ellos en Horeb. 2Moisés, pues,
llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante
de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a
toda su tierra, 3las grandes
pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. 4Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos
para oír. 5Y yo os he traído
cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido
sobre vuestro pie. 6No habéis comido pan, ni
bebisteis vino ni sidra; para
que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios. 7Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de
Basán delante de nosotros para pelear, y los derrotamos; 8y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media
tribu de Manasés. 9Guardaréis,
pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis
en todo lo que hiciereis. 10Vosotros todos
estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus,
vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel; 11vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio
de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que
Jehová tu Dios concierta hoy contigo, 13para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios,
de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y
Jacob. 14Y no solamente
con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová
nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros. 16Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo
hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; 17y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de
plata y oro, que tienen consigo. 18No sea que
haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte
hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no
sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, 19y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su
corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de
que con la embriaguez quite la sed. 20No querrá
Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre
el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y
Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;
El pueblo de Israel antes
de salir del desierto fue juramentado con un pacto porque trataba que el
desierto no pasara solo como una experiencia sino que fuera un cambio en la
vida. De igual manera el cristiano debe tener claridad que la experiencia del
desierto que pudo haber traído sufrimiento no debe solo ser parte del pasado
sino que se vuelva en cambios permanentes en nuestras vidas.
A
pesar de esto muchos desiertos no tienen los resultado previstos por el Señor,
echando a perder de nuestra parte ese plan. El pacto tenía bendición de
prosperidad en todo lo que hicieran, esta era confirmación como su pueblo, sin
embargo quien no cumpliera sería borrado y quitado y sufrirá de las plagas y
enfermedades pues el Señor no le perdonaría.
La
advertencia para no fracasar estaba basada en ser verdadero seguidor del Señor,
y un síntoma muy claro es que si alguien siente una falsa bendición, o una
falsa sensación de satisfacción en el evangelio que les lleva a hacer sentir
comodidad, confiados de que la manifestación de bendición continuará aunque no
se cumpla el pacto. Así hoy puede alguien sentirse y aun decirlo repetidamente
bendecido pero solo en lo que nosotros queremos y no en lo que el Señor nos
quiere bendecir, porque lo material es una parte de la bendición y tampoco es
un buen indicador de bendición.
USTEDES HAN VISTO
En Egipto, ustedes vieron pruebas, señales,
grandes maravillas, el pueblo miró todo lo que había hecho el Señor para
sacarlos. El cristiano sabe que el Señor ha hecho muchas cosas para sacarnos
del mundo, pero es necesario que no olvidemos todo lo que hizo, esto es solo
para los que han salido del mundo, quienes todavía permanecen no alcanzan a ver
todo lo que el Señor hace por nosotros.
Mucho cristiano tiene una memoria corta,
humanamente hablando, y no recuerda lo que Dios ha hecho por él; esto es grave
pues nos deja sin ningún temor a él, pues podemos llegar a tener en poco su
obra, como aquel hijo desagradecido que no puede ver el esfuerzo (en este caso
humano), que su padre o madre ha hecho por su vida. Hay quienes esperan cada
vez cosas mayores pero no existe ni una pizca de compromiso.
ENTENDEMOS LO QUE HIZO EN NOSOTROS
Para entender debemos tener corazón, ojos para
ver más allá y darnos cuenta, y oídos (heb. ozén) para atender y obedecer (heb.
shamá) v.4. Para quienes no están en el Señor de corazón no pueden tener esa
capacidad.
La evidencia: el Señor les dio vestidos y calzado que no
envejecieron, no habéis comido pan ni bebisteis vino ni sidra, llegando hasta
este lugar les dice Moisés y todavía con esas desventajas, pelearon y
derrotaron a sus enemigos.
La interpretación de todo eso: Toda esta evidencia no
es clara para ellos, están en la bendición y no la ven. Esta bendición es de
muchas formas, podemos señalar lo que es muy claro:
Te cambié la comida: no te di pan sino maná. Esto nos
habla de las lecciones de vida pues no solo de pan vivirá el hombre, hoy esto
es también una realidad pues el maná representa el verbo de Dios que es Cristo,
y que es suficiente para saciar cualquier necesidad.
No vino ni sidra: el desierto es
precisamente no solo la escasez de agua comida y las cosas que dan comodidad,
sino también de lo que nos medios e instrumentos que facilitan pecar. Muchos
están en un desierto pero este no hace su efecto porque se ingenian para seguir
pecando, pero quien verdaderamente está en un desierto está limitado de esos
medio para pecar, Israel no tenía vino ni sidra, lo que hizo abstemios
obligados a quienes tenían ese falla. Algunos desiertos son para limitarnos
pero padres, cónyuges, etc. entorpecen el proceso.
Victoria sobre: A pesar de no tener las mejores
condiciones para la guerra sin embargo pudieron vencer sobre Sehón que
significa tempestuoso, Hesbón que significa estratagema, inteligencia o razón,
Og (girar) rey de Basán (serpiente que domina las profundidades del mar), esto
nos habla de las victorias que les permitió tener sobre la violencia física, la
inteligencia del mal, y sobre el dominio que gobierna el mundo.
Existe casi siempre mayor atención a lo que
nos falta y no en lo que tenemos, pues Moisés les señala que ni la ropa ni los
zapatos se les acabó, la ropa estiraba si engordaban (contradictoriamente se
puede ganar peso en el desierto), las prendas se adaptaban a ellos si los pies
se deformaban con juanetes los zapatos también. Esto es una bendición que
aunque parecen pequeñas son importantes porque nada de lo básico les faltó, y
había motivos para agradecerles.
LA CONFIRMACIÓN DEL PACTO, ¿PARA QUÉ?
Para quienes estaban alejados de Dios o tenían
intención en el corazón de hacerlo, era necesario acercarlos, rescatarlos a
través del entendimiento, aclarando lo que realmente había hecho, y así tener
claridad del pacto que estaban haciendo. La raíz de amargura y veneno puede
salir de lo que se ha vivido en el desierto y eso nos puede eliminar, tenemos
que salir sanos y sin queja, si se mira el desierto como maldición o como
castigo podemos caer en esa hiel y ajenjo.
Para entrar a la tierra prometida y tener
prosperidad era necesario cumplir este pacto, capitalizar lo espiritual; todo
aquel que no había entendido ese pacto pudo conocer de parte de Dios a través
de Miosés lo que tenía que significar para cada uno de ellos. Así también para
nosotros quizá nos sacarán como una sola tanda del desierto pero no
necesariamente porque hemos aprendido la lección sino porque se acabó el
tiempo. Esto era lo que pasaba con Israel, salían y el pacto trataba de
emparejar y asegurar que no fallaran al salir del desierto.
Para el que persistía en creer que aun con
este juramento que llevaba maldición al no cumplirlo, y pensaba que aun no
haciendo lo correcto, todo le saldría bien, el Señor se pronuncia y dice que no
le perdonará por estar advertido y tener juramento, exponiéndose a ser borrado
como cristiano. Lamentablemente hoy parece que hay más temor en no alcanzar
bendición material a ser borrado del libro de la vida.