viernes, 30 de noviembre de 2012

Estancado por la carne


1Co 2:9  Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
1Co 2:10  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
1Co 2:11  Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
1Co 2:12  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co 2:13  lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
1Co 2:14  Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
1Co 2:15  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
1Co 2:16  Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
1Co 3:1  De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
1Co 3:2  Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
1Co 3:3  porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Los cristianos debemos estar claros que el crecimiento viene a través del Espíritu de Dios y no por la sabiduría humana, y esto es porque puede hacer una labor de investigación para nosotros a lo más profundo del corazón de Dios y nos trae de acuerdo a las necesidades que tenemos aún  cosas que ojo no ha visto ni oído oyó, ni nadie se las ha imaginado, porque el propósito de Dios es que tengamos la mente de Cristo y no la del mundo.

Los beneficios son palpables para el hijo de Dios que va creciendo en madurez pues alcanza no solo sabiduría sino también cosecha muchos frutos en su caminar, esa plenitud es patente cuando va saliendo lo carnal de nosotros. ¿Cómo puede saberse si tenemos éxito en este camino? Cuando lo carnal va quedando atrás y nos vamos transformando en personas espirituales en nuestro caminar; esto trae muchas posibilidades de parte de Dios, desde la forma en que se manifiesta con nosotros.

El crecimiento va desde hombres naturales que cuando conocemos a Cristo nos convertimos en espirituales pero ese es un proceso de despojamiento de lo carnal que hay en nosotros, para que el dominio sea espiritual. Este proceso de crecimiento es también dado en la naturaleza, y por ejemplo quedarse sin crecimiento al estilo bonsái en una planta se ve bonita, se aprecia y nos puede gustar, pero esta realidad al hombre que conoce al Señor Jesús como salvador y no crece y se queda pequeño (carnal), no es agradable a nadie, y al contrario se vuelve un mal ejemplo a los demás.

¿Cómo nos hablan? La forma en que nos hablan dice algo de cómo la otra parte nos está mirando de acuerdo a su juicio; cuando a un joven se le habla como a niño se puede llegar a ofender y pedir que le hablen de acuerdo a la edad que tiene; cuando a un profesional con experiencia le dan instrucciones demasiado elementales, lo normal es que dirá que eso lo ya lo conoce, y de esto podemos apreciar cómo les habla el apóstol Pablo a los de Corintio.

Cuándo nos hablan a una edad que no nos corresponde está pasando algo que no es conveniente; aunque en la iglesia se tiene que hablar pensando en todas las personas que asisten, algunos comenzando y otros con mayor madurez, esta es la lógica que quien es niño en la fe porque está comenzando cronológicamente su camino la palabra de Dios en él tendrá un diferente efecto para aquel que se ha quedado estancado y que debería estar con mayor crecimiento, pues de esa palabra dirá: eso ya lo sé y lo meterá en conflicto hasta que no sea convencido y actúe en ella.

Existía la necesidad del apóstol Pablo de hablarles como iglesia madura y tenía que estar seguros que lo que les hablara fuera entendido de la manera correcta, porque de lo contrario en lugar de ser de bendición la palabra podía llegar a ser un estorbo, o peor aún no alcanzar a digerirla y que llegaran a creer que las decía para su destrucción y no mirar la bendición que les quería llevar.

La sorpresa para el apóstol fue que pensaba que podía hablar con libertad los aspectos claves para la iglesia, pero la gente no estaba preparada, no habían crecido o quizá algunos habían retrocedido. Esto es frustrante pues si queremos ayudar a alguien debe entender el punto de ayuda porque de lo contrario no servirá de manera permanente o nunca servirá. En la vida espiritual es doloroso y solo los valientes estarán dispuestos a regresar a tratar de repetir y superar el punto donde hubo estancamiento.

El natural, el carnal y el espiritual. Es importante entonces conocer las diferencias que existen entre el hombre natural y el espiritual y el carnal. Las aspiraciones deben ser las del espiritual, porque es este quien tiene las posibilidades reales para Dios.

El hombre natural está estudiando su potencial genético y en el futuro se verá más la manipulación y adecuación genética para darle ventajas sobre los demás. Este es un pensamiento humano normal que no aparenta nada carnal pero si miramos la finalidad podría estarse tratando de una satisfacción de la carne buscando inmortalidad. El éxito de esta opción termina por efecto de la ambición (carne), discriminando a quien no puede pagar haciendo una brecha aun mayor entre quienes pueden o no. Esta es la opción del hombre natural que busca a través de la ciencia, y aunque no se le quita mérito pues es movido por lo que siente que es mejor, y aunque pudiera haber beneficios externos el hombre natural no alcanza a ver su carnalidad hasta que llega a los pies del Señor Jesús pues comienzan a estorbar.

El hombre natural (sensitivo o sensual), no puede ser espiritual sino carnal pues vive de acuerdo lo que le dice o le pide la carne (aunque parezcan deseos sublimes), por esto aunque existe gente que han ganado respeto por sus obras en algunas áreas, otras áreas de su vida le están pasando factura pues no las puede detener, pues esto solo es capacidad que obra por el Espíritu de Dios. Por esto el apóstol le llama hombre natural quedando implícito lo carnal dentro de esa palabra.

En el cristiano la cosa debe ser diferente pues cuando conocemos a Cristo la obra de su Espíritu Santo es hacernos vivir voluntariamente en el espíritu, para esto hay que derrotar algunas áreas de nuestra vida donde hemos sido vencidos, hasta que podemos con la ayuda del Señor vivir en el espíritu. El hombre natural no percibe las cosas del Espíritu, a su criterio son locura y no las entiende por falta de discernimiento espiritual.

El hombre carnal al que se refiere el apóstol Pablo es aquel que ya conoció al Señor pero no quiere seguir el camino planteado por el Espíritu Santo por el cual nos quiere convertir en un hombre espiritual, sino que por el contrario quiere ser “espiritual” (a su manera), viviendo como siempre, es decir sin cambios en su vida. El renunciar al cambio nos vuelve carnales, porque seremos movidos a hacer lo que la carne nos pide y no podremos poner como prioridad las cosas espirituales.


Aun las enseñanzas jamás podrán ser sustituidas por la sabiduría humana, porque no nos serviría de mucho, pero la sabiduría del Espíritu de Dios permitirá que se acomode en nosotros lo espiritual a lo espiritual, esto se refiere a ir uniendo las cosas espirituales y no carnales con las espirituales porque no se puede. Esto solo lo puede hacer la sabiduría espiritual, por esto puede calzar a nuestra necesidad para nuestro crecimiento y frutos.

La manifestación de carnalidad. La carnalidad que habla a la iglesia de Corintio tiene relación a la que tiene el niño en el sentido que cuando se comienza en sus caminos se sabe que lo carnal persiste, se nos sale, se manifiesta así como un niño hace un berrinche, pero esto no es crítico para el espiritual si está comenzando el camino, caso contrario a quien tiene ya suficiente tiempo como para ser maduro. Ahora bien, ¿qué pensamos si ya tiene alguien tiempo de escuchar la palabra y no se manifiestan cambios? Lo normal es decir que vive conforme a la carne.

Pablo entonces no podía hablarles como a espirituales sino como a niños en Cristo, les dio palabra de leche y no vianda porque el niño no puede digerir un buen filete. Esto tenía que haber sido de impacto porque ¿qué pasaría si nos invitaran a comer y nos ponen en el plato leche en un biberón? Pero ¿cuáles son las manifestaciones en la iglesia que el apóstol veía para el que andaba en la carne?:

Miró que existían celos contiendas y disensiones. Los celos significa calor, lo cual nos incomoda, nos irrita, en esa iglesia de Corintio no podían ver la bendición en los demás había competencia insana, en esta iglesia estaban llenos de envidia por los dones espirituales. No se quedaba a nivel de celos o irritación sino que había pasado a manifestarse en contiendas o peleas y había terminado con grupos separados, es decir en disensiones o desunión, las tres formas de carnalidad están afectando a la iglesia de hoy.

Resistirse a madurar estancándonos en la carne puede llevarnos a situaciones inimaginables aunque existan dones, porque estos no son parámetro de madurez, pues un regalo se lo pueden dar a un niño o a un adulto. Debemos pedirle al Señor estar en el plan de crecimiento y que cuando comience los celos u otra manifestación de la carne podamos detenernos y pedir ayuda al Señor para superarlo.