domingo, 25 de marzo de 2012

Aspirando a la santidad

Isa 1:21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas.

Isa 1:22 Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua.
Isa 1:23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.
Isa 1:24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios;
Isa 1:25 y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza.
Isa 1:26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.

Eze 36:24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
Eze 36:25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Eze 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Eze 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.


1Pe 3:20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
1Pe 3:21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
1Pe 3:22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

Las cosas valiosas pueden llegar a perder valor, Isaías hablaba de la decadencia de una ciudad fiel a una ciudad donde sus jueces y consejeros ya no hacen su trabajo. Este cambio pasa porque nos ensuciamos y dejamos que la suciedad se quede en el corazón, por esta razón habla de que la plata se puede hacer escoria o basura, es decir perder su capacidad de satisfacción, equivale hoy a que tuviéramos dinero y este se destiñera y no se pudiera usar, y tambien esto es lo que se puede ver en personas que, después de hacer grandes esfuerzos para obtener su mejora de ingresos, la obtención de dinero, este pierde valor y se vuelve en escoria o basura.

Este es el mismo destino de la alegría que Dios nos quiere proveer pero el hombre prefiere un vino adulterado con agua, con el cual se puede ganar volumen como si tuviéramos más, pero toda su calidad se viene abajo. Esto habla de que el hombre trata de sentir alegría de las cosas que son simples, de mal sabor y que no llenan.

Soborno y el ir tras recompensas, estar dispuestos a negociar, y practicar la injusticia era algo que se había vuelto normal, pero para el hombre puede ser algo que no tiene remedio y que al final no se puede hacer mucho. Nadie puede darse cuenta cuando se pasa de actuar con limpieza a la injusticia y el soborno.

Si nos damos cuenta que estamos equivocados como hombres muchas veces no hacemos nada para remediarlo, porque no creemos que somos capaces de cambiar las cosas. No estamos convencidos en poder cambiar, porque sabemos que para dejar las acciones se requiere limpiar por dentro lo que está afectando nuestra conducta, y aunque algunos podemos tratar de cambiar nuestras acciones usando todos los medios posibles para alcanzarlo sin éxito.

Te voy a agarrar para limpiarte. Te pondré las manos encima para limpiarte, esto significa que es como quien dice que el pueblo no quería ser limpiado, pero el Señor dice te voy a agarrar aunque no quieras, me volveré a ti pero no para destrucción, sino que voy a limpiarte porque lo que te falta. El que está limpio trata de limpiarse más pero el que se ha ensuciado no quiere limpiarse.

Cuando vemos que serían limpiados aquellos por el Señor lo primero que pensamos es que la limpieza tiene que ser exclusivamente externa, pero el Señor se está refiriendo también a otro tipo de limpieza a la interna. Pocos pensamos que las manifestaciones externas que nos ensucian salieron del corazón, y que es una manifestación de algo que se origina en el corazón.

En Eze_36:25 habla de esparcir sobre nosotros agua limpia para ser limpiados de la suciedad, y esto significa de agua o palabra que nos limpie, y esto es externamente, porque es parte de la limpieza lo externo, lo que se ve, lo que no se puede esconder aun del hombre.

La aspiración de una buena conciencia. Dice el apóstol Pedro en 1Pe_3:21 que el bautismo no es para quitar la inmundicia de la carne, sino como una aspiración de buena conciencia hacia Dios, en otras palabras es un compromiso para con Dios de tener una conciencia limpia que es estar consciente o percatarse, y ver completamente, el origen de las cosas que ensucian.

El Señor quiere que cambie nuestra manera de ver las cosas, porque puede ser incluso que estemos creyendo que si no hay perfección en le cristiano no sirve, pero es una aspiración, que nos moverá a obedecer y permitirle a Dios que obre en nuestros corazones.

La preocupación podría estar en cambiar, en dejar de hacer lo que no le agrada a Dios y querer vivir de una manera santa pero solo con la ley externa, y cuando no lo logramos nos sentimos frustrados de no haberlo alcanzado. El Señor quiere que estemos consciente que necesitamos que el Señor vaya más allá y esto solo es posible a través de la aspiración, que dará el derecho a que el Señor llegue al corazón a limpiarnos. No es posible que no exista aspiración de santidad en cristianos que tiene tiempo de conocer al Señor, sin embargo puede haber otro tipo de aspiraciones, pues la santidad no parece ser que da los beneficios que muchos esperan y por esto no hay esfuerzos.

El Señor ha venido a limpiar nuestro corazón. En la antigüedad se demostró que por ejemplo Noé y los demás a pesar de haber sido salvados por agua, eso no los limpió porque el pecado volvió a surgir en medio de ellos, porque no hubo aspiración o demanda a Dios para que hiciera limpieza y que creciera en ellos la santidad. El Señor ofreció un nuevo corazón de carne, pero no es suficiente cuando no aspiramos a ser como el Señor.

Si el Señor llega hasta el corazón podremos ver que nuestras conductas equivocadas, nuestras fallas y equivocaciones, nuestros pecados y todo lo que ensucia nuestra vida, cambiarán. La pregunta es ¿Cómo está nuestro corazón?

Nuestro accionar puede en este momento no ser agradable al Señor, pero es más problemático que el Señor vea que no tenemos aspiración a la santidad, no aspiramos a tener una vida llena y plena que se obtiene a través de la consagración, pues de aquí se refuerza la buena conciencia, que da fuerzas para seguir adelante.