domingo, 1 de abril de 2012

Tú levantas mi cabeza


Texto: Salmo 3
Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo.
Sal 3:1 ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
Sal 3:2 Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. Selah
Sal 3:3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Sal 3:4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah
Sal 3:5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
Sal 3:6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.
Sal 3:7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.
Sal 3:8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah
Job 10:15 Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.
Eze 9:10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas.

Este salmo fue escrito cuando huía David de su hijo Absalón cuando se rebeló contra él, y conspiró contratando a muchos de los amigos y gente que había estado sirviendo a David. Este evento trajo mucha carga moral a David, había sido una causa de tristeza y deshonra. La verdad que siempre fue una vergüenza la vida de Absalón, porque cuando un hijo deshonra al padre se juzga como responsable aunque no lo sea.

David había vivido cosas difíciles en su vida con sus hijos pues Absalón mató a su hermano Amnón por haber violado a la hermana de aquel. David no había actuado contra su hijo Amnón por el hecho, entonces Absalón vengó lo que sucedido a su hermana. Esto no le daba ningún derecho de hacerlo y es desterrado por tres años hasta que regresa a Jerusalén pero no tuvo la comunión con su padre, a quien finalmente creyó que tenía que suceder en el trono, y para esto sedujo a muchos de sus principales para conspirar y atacar militarmente.

Esta situación era de vergüenza a David, quien no podía esconder nada de lo que sucedía. Todo esto le causó mucho daño y nunca pensó que llegaría hasta la misma muerte de su hijo, y el conflicto de su corazón era grande pues su gente luchaba contra su hijo, al cual tenían que derrotar, y era un enemigo amigo, alguien con quien no quería luchar.

Los que dicen no hay para él salvación en Dios. Esto más que una frase es un deseo de alguna gente que significa que cuando somos cristianos no se nos permite nada y no se acepta la misericordia de Dios en nuestras vidas, pues las personas quieren que paguemos todos nuestros errores, por tanto cuando miran nuestros errores como abundantes o reincidentes, llegan a decir que no hay salvación para él en Dios, y quisieran que paguemos todo y con creces. La misericordia no solo es el amor de Dios sino su perdón, y el detener y cubrir las consecuencias de nuestro pecado. 
 
Esto es lo que anima a muchos enemigos a levantarse porque llegan a creer que tienen la autoridad de Dios para quitar del paso al hijo de Dios. No hay salvación o solución o prosperidad o triunfo dicen, cuando el Señor quiere ayudarnos aunque tengamos vidas tan complicadas.

La deshonra o el irrespeto causan aflicción. En Job_10:15 habla de cómo el pecado hace bajar la cabeza, pero aunque seamos justos no es suficiente para levantar la cabeza pues la deshonra y la aflicción nos puede mantener agachados, esto quiere decir que existe vergüenza que se puede mantener sin que seamos culpables. Este es un gran engaño del enemigo que cuando estamos en depresión por la aflicción y la deshonra, porque aun David permitió que le tiraran piedras por detrás.

Es el Señor el que nos puede ayudar a levantar nuestra cabeza, pero la vergüenza al malo y pecador no le cala, no le importa, pero al justo, la vergüenza le hace salir adelante. Cuando contemplamos el daño y lo que nos provoca esa vergüenza, nos puede dar ánimo para superar esa fuente que nos afecta. Alguien contaba que cuando obtuvo una mala nota en el colegio su profesor se burló de su nota y le aconsejó que pegara su papeleta donde la pudiera ver todos los días, para que talvés la vergüenza le ayudaba a esforzarse. Esto es justamente lo que sucede con el justo, se esfuerza para corregir lo torcido, mientras que el malo no le importa nada lo que pase.

Los malos caminos recaen en la cabeza, y nos agacha porque sabemos que existe un acumulado de desaciertos que pueden llegar a descalificarnos si no lo superarnos. Eze_9:10 habla de cómo cae sobre la cabeza sus caminos, y como un yugo se amarrará sobre aquel que no quiere, o no tiene fe de que el Señor viene a levantar su cabeza.

El temor al enemigo se va. Cuando David pudo clamar al Señor pudo ser que superara algún sentimiento alojado en su corazón que le dijera que era culpable de la rebelión de su hijo, y que por esta razón merecía el mal. Fue entonces que el Señor le responde rápidamente, porque muchos no llegamos a este punto, de decirle al Señor que nos ayude a salir de pensamientos destructivos. Nosotros no percibimos lo que puede afectar la comunión con Dios cuando nos sentimos culpables y con vergüenza, pero la mejor forma es pidiendo que nos ayude a salir de la vergüenza por el camino de la acción.

El salmo habla de acostarse y dormir, pero no necesariamente se trata de acostarse a descansar sino más bien a un morir cada día, es un dormir del cual no se quiere despertar porque es volver a un pensamiento que nos destruye, pues el sentimiento que se puede embargar puede ser destructivo y de derrota, porque amaba a su enemigo.

El Señor llegó a apuntalarlo, a sostenerlo, a sustentarlo, para que siguiera adelante, para que entendiera que no podía ser derrotado por los que le amaban a él y por quienes le necesitaban y habían luchado por su reino, David tuvo que superar en condiciones terribles donde la victoria fue agridulce para su ejército que le había salvado la vida.