domingo, 6 de noviembre de 2011

Cualquier odre se puede llenar de vino

Jer 13:12 Les dirás, pues, esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de vino. Y ellos te dirán: ¿No sabemos que toda tinaja se llenará de vino?
Jer 13:13 Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén;
Jer 13:14 y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia, para no destruirlos.
El Señor se quiere comunicar con sus hijos y lo hará aun de las maneras que nos parecen extrañas, pero siempre con un propósito claro. Aquí el Señor quería hablarles con un dicho usado por el pueblo. Un dicho es usado como una frase popular para dar a entender algo que todos aceptan como real, así existen dichos que son aceptados casi universalmente por son obvios.

El hombre siempre necesita recibir una palabra que le permita cambiar el rumbo de su vida y evitar las consecuencias irreversibles de la desobediencia. Se escucha de cristianos que quieren cambios en sus vidas pero los quieren sin escuchar al Señor, sino que saltándose la relación con él, y solo recibiendo las bendiciones. Esto es como que el hijo solo quiera lo material de su padre pero sin ninguna relación con él, cómo podría funcionar bien.
Entonces lo dichos se mencionan cuando aplican a una situación, es decir cuando es oportuno decirlos, como quien hace referencia de algo en que lo han sorprendido, o para decirnos te atrapé o caíste. Parece extraño hacerlo de parte del Señor al pueblo de Israel a través de Jeremías, pero cuando el Señor tiene un mensaje que va más allá de las palabras tenemos que poner atención.
Entonces Jeremías le está aplicándole al pueblo un dicho para que respondieran a este dicho, y dar lugar así al mensaje del Señor, en otras palabras era establecer un diálogo con el pueblo aunque no amigable por la respuesta del pueblo.

Un dicho conocido: cualquier odre se puede llenar de vino. ¿Qué podemos entender si alguien nos dice cosas que son obvias? ¿Cuál es el motivo para decirnos algo que ya conocemos? ¿Qué nos quieren decir con palabras obvias?

Muchas veces tenemos más capacidad de reaccionar de lo sencillo, de lo que fácil de entender, pero la reacción rápida no nos permita alcanzar a ver el mensaje oculto que quizás exista detrás. Cuando no podemos escuchar y preguntar y contestamos rápido estamos cortando la posibilidad del Señor de entrar en diálogo, esto es como el hijo que tiene en mente las respuestas al dicho del padre, y esto hace que ni siquiera comience la comunicación.

La palabra usada para tinaja o vasija es nébel del hebreo que significa que se desinfla al vaciarse, de ahí que la traducción más apropiada puede ser “odre”, que servía para contener líquidos, y eran hechos de cuero de cabra. Entonces un odre preferentemente debía estar lleno de vino o agua o leche o aceite, que estar vacío, porque cuando se vaciaba se desinflaba, así como muchos que sus ánimos se han salido de sus vidas, porque no están llenos y esto da la posibilidad a ser llenado de algo bueno o algo malo.
Con la aseveración del profeta Jeremías se esperaba la respuesta correcta del pueblo, pero la respuesta fue la siguiente:
¿No sabemos que para llenarse de vino sirve? Cuando somos provocados a dar una respuesta y no lo notamos, reaccionamos de la manera menos apropiada en cuanto a tono de la respuesta que lo que se dice.

Cuántos de nosotros no hemos dado la respuesta equivocada al Señor, simple y sencillamente porque no nos hemos detenido a meditar ¿por qué nos haces esa pregunta? Muchos nos dejamos ir en la respuesta porque somos así: de reacción inmediata, y no somos preventivos ni de reacción posterior. El que reacciona tarde tiene la oportunidad de pensar en cómo va a reaccionar, qué va a decir, y aunque parezca lento estamos siendo guardados; a veces no entender en el momento evita que nos dejemos ir.

La pregunta entonces estaba midiendo nuestra reacción exterior o nuestra carne, también nuestro carácter, nuestro estado mental, es decir nuestra alma; pero también está evidenciando nuestra situación espiritual. Por esta razón el cristiano puede estar reaccionando mal en determinadas situaciones, y no por eso decir que ha sido desechado, pues puede ser que nos estén llamando nuestra atención. El Señor sabía lo que el pueblo responderían: quien no sabe que el odre es para llenarse de vino.

De nuestra respuesta depende la respuesta de Dios. Nosotros tenemos cosas que están mal en nuestra vida y el Señor nos quiere ayudar a cambiarlas, pero cuando respondemos mal a sus preguntas obvias, entonces tenemos palabras de parte del Señor que nos pueden sorprender, y tendremos que analizar con atención y no debemos cometer el error de desecharlas y que no nos importe el mensaje, sino que por el contrario tenemos que esforzarnos en tratar de discernir lo que el Señor nos habla pues nos quiere ayudar.
Si el pueblo le hubieran dicho al profeta: ¿cuál es el mensaje, qué nos está diciendo el Señor? ¿Somos odres vacíos?, o simplemente sin hacer preguntas tener una actitud expectante, como quien espera una palabra que le bendecirá.
La respuesta del pueblo era justo lo que no debían decir, pues al expresar conocimiento o sabiduría de lo obvio, entonces se hacían acreedores de una respuesta que iría más allá de lo que se imaginaban. La respuesta fue:

Yo lleno de embriaguez, o de intoxicación (heb. shikkarón), este es sin duda el paso posterior a la indiferencia del pueblo, y después serían intoxicados en todo su ser, porque al dejarnos capturar lo espiritual, solo queda que toda la vida se llene de intoxicación. Cuantas personas se comienzan a intoxicar desde temprana edad y no se dan cuenta del peligro que corren. ¿Cómo hacer reversible cuando alguien está embriagado? Lo primero es esperar que no esté ebrio para poder hablar, porque ¿quién razonará con un ebrio y llegará a un acuerdo fiable?
Esto es algo que aplica a todo ser humano, no importa si alguien cree que es de las personas que dominan o tienen el poder, o que son responsables de cosas incorrectas que afectan a mayorías. Reyes, aun de la estirpe o dinastía de David, a los sacerdotes, profetas o cualquier persona. El profeta podía decir: yo estoy cerca del Señor y por eso no puedo llenarme de embriaguez, pero esto no es garantía, porque el que reacciona rápido y no permite que la palabra del Señor llegue a su corazón, se puede dudar de que esté en el camino correcto, pues los dones no sirven de nada si no son para el Señor.
Mejor era estar lleno de aceite y no de vino, porque este últimos tiene la característica de afectar el odre y en lugar de conservarlo, lo rompe, y no digamos si lo golpea uno contra otro. El romperse golpeándolo uno con otro era el fin de la embriaguez, es decir la conclusión de todo. Bendito el que puede ver más allá de la palabra del Señor y trata de encontrar la mejor respuesta para ser bendecido por el Señor, y aunque esté vacío saber que puede ser lleno mejor de aceite.