domingo, 20 de enero de 2013

Siervos inútiles somos


Texto: Luc_17:5-10
Luc 17:5  Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Luc 17:6  Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
Luc 17:7  ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?
Luc 17:8  ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?
Luc 17:9  ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.
Luc 17:10  Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Debemos ver que la porción de la petición de los apóstoles para que le fuera aumentada su fe, como una transición con la parte del siervo inútil,  y pareciera que no tiene ninguna relación entre ellas pero si analizamos la porción tiene una analogía. Para aumentar la fe de ellos el Señor les da una respuesta clara, pues más que aumentar es que la que tengamos esté viva, pues una semilla de mostaza es lo más pequeño pero si está viva crecerá y será eficaz.

Veamos que la mayoría de los servidores queremos hacer un servicio tradicional y que con la ayuda de una gran fe comencemos a dar un servicio con mayor valor a los ojos de Dios y de los hombre, y diríamos mi servicio es diferenciado, pues otros hacen las cosas comunes del servicio, pero yo con la fe que tengo me dedico a las cosas imposibles. Quizá por esto haya tenido que advertirles de no quedarse solo de este lado de lo externo, sino mirar del otro de lo interno, esto es la obediencia del sicómoro y la obediencia del siervo.

Por otro lado teniendo una fe activa y en crecimiento puede tener en nosotros una influencia que nos haga pensar que merecemos bendiciones especiales por ese servicio tan diferenciado. Nos cuesta entender que las bendiciones de Dios en nosotros, no vienen por el servicio realizado y que por tanto debe ser mayor a la que reciben quienes no le sirven al Señor, casi como un pago por el trabajo hecho. Esto es lo más lejos de la verdad, y de hecho reconocerlo es acercar su gracia a nosotros, porque esa misma gracia es la que llega a quienes servimos sin ninguna distinción, y más de algún siervo se ha preguntado por qué razones algunas cristianas que no están sirviendo pueden tener mayor bendición de parte de Dios. Esta fue la pregunta de Job o de Asaf, pero no aunque sabemos la respuesta el problema es el estancamiento y peligro que se corre, entonces es importante algunas condiciones del esclavo o siervo inútil.

La obediencia bajo dos perspectivas. Esta fe viva como el de la semilla de mostaza es la que necesita el servidor de Dios para hacer que un árbol arraigado obedezca y se plante en el mar. Esta obediencia es hacia afuera, es decir cuando demandamos o pedimos o mandamos a un árbol. Sin embargo el Señor la contrasta con la obediencia hacia adentro, es decir cuando nos toca obedecer a nosotros, pues ¿quién no quiere hacer esos milagros hacia afuera? pero no debemos dejar fuera que necesitamos ser siervos obedientes. No está diciendo que se amarre firmemente una cosa a la otra, pero el hecho que el sicómoro se agache (obedezca), para oír lo que le diremos, también nosotros debemos bajarnos para escuchar a nuestro Señor cuando somos nosotros los esclavos.

Para el Señor es más fácil decirle al sicómoro desarráigate que al sicomoro humano, porque el sicómoro natural se agacha para escucharle, mientras que los siervos nos cuesta agacharnos a escucharle para obedecer; con nosotros no alcanza la fe normal, sin embargo el Señor nos tiene confianza para habernos dado una misión tan delicado.

Para que nosotros podamos agacharnos y llegar ser los siervos obedientes tenemos que entender algunos aspectos que el Señor nos aclara, esto favorecerá los malos entendidos para el servidor, pues desgraciadamente muchos todavía no entendemos esto, y hasta pensamos que existe una jerarquía entre las áreas del ministerio. Por ejemplo nada es mayor que otra área del servicio, y el hecho de que algunos sean visibles y admirados no significa que tiene mayor retribución para el Señor.

¿Cómo se puede saber si somos siervos o esclavos que  nos agachamos? Esta es una pregunta que nos debe de interesar para que nuestro servicio sea exitoso y provechoso para el Señor. El esclavo tiene estas características:

1.  Si no está arando está apacentando. Esto es lo que no debemos perder de vista que nuestra labor es preparar el corazón para lo que el Señor quiere hacer. Por otro lado está apacentando, es decir cuidando, alimentando, dando agua, etc.
2. No debe de esperar atenciones especiales. No se debe sentir que merece que lo atiendan como consecuencia del trabajo realizado. El Señor les habla del peor trato que puede recibir pues ese señor que habla aquí es humano, uno de su nación en aquel tiempo.
3. Pasamos de un tipo de servicio a otro sin queja. Esto habla de dos dimensiones del servicio, uno que es externo y hasta fuera del control de casa, y otro doméstico dentro de la casa de Dios, en la intimidad. Uno que debemos hacer todo el tiempo fuera, y cuando llegamos a casa llegamos a servir a preparar y dar de comer. Esto también se relaciona con aquellos esclavos que preparan la palabra de Dios después de hacer una labor a la vista de todos, es decir que está siempre dispuesto a realizar con gozo el que no se ve.
4.No debe esperar reconocimiento ni del Señor y mucho menos de los hombres. Esto es lo que puede descalificar a muchos, pues se espera que nos digan qué bueno, gracias, pero si no lo tenemos más bien tenemos que verlo como una ventaja pues eso nos puede hacer creernos importantes y afectar nuestro ego, y correr un gran peligro. Al esclavo por ser esclavo no se le dice gracias, al esclavo si es ingeniero o doctor no importa, pues a nadie le dirán: Esclavo doctor fulano de tal, eso no importará ni afectará en nada si se es esclavo.
5. El que puede decir siervo inútil soy. Después que no ha habido agradecimiento puede seguir sirviendo con esmero, aunque haya hecho un gran milagro o una gran obra no debe pensar que por eso dejará de obedecer a su Señor. Inútil: gr. acréios: significa Sin valor, sin mérito, indigno de alabanza. No quiere decir que hace las cosas mal o no las hace sino que lo que hace no debe sentir que es algo extraordinario.

Nuestro Señor no es un amo humano. Deja claro cómo debemos actuar para ser tenido como esclavo o siervo de Dios, pero no podemos pasar por alto que el Señor no es injusto como el amo humano, por lo que si hacemos nuestra parte, él actuará haciendo más de lo que merecemos pero sin relación al servicio. El siervo tradicional cuando recibe beneficios del amo rápido piensa que es por su labor, y si no lo recibiere rápidamente reacciona con su calidad del servicio.

No se trata de mandato sino de demanda del amo, dónde se enfoca el esclavo, en el mandato o en la demanda (petición o solicitud). Lo que parece un mandato para algunos, para el siervo fiel alcanzará a ver más allá pues mira la solicitud, la necesidad del amo y nunca mira egoísmo en él, eso le permite estar contento siendo siervo.

No le hacemos un favor a Dios, es nuestro deber, pues tenemos deuda con él. No debe existir una lucha solo por tener poder a través de la fe, pues la fe es buena, pero dejará de serlo para nosotros si solo queremos que se agachen por lo que decimos (para que nos obedezcan), y nosotros no queremos agacharnos al Señor. Muchos queremos agarrar al amo como sicómoro y que nos obedezca.