Texto: Amós_3:1-8
3:1 Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra
vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra
de Egipto. Dice así: 2 A vosotros solamente he conocido de todas las
familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.
3 ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? 4 ¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no
apresare? 5
¿Caerá el ave en lazo sobre la tierra, sin haber
cazador? ¿Se levantará el lazo de la tierra, si no ha
atrapado algo? 6 ¿Se tocará la
trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá
algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?
7 Porque no hará
nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 8 Si el león
ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?
El andar o caminar en compañía es algo que hombre hace
desde que nace pues no podemos valernos por nosotros mismos y toca andar con
nuestros padres o con quien nos haya sido asignado iniciar la vida,
posteriormente después de madurar y prepararnos se tiene que tomar decisión con
quién queremos caminar en matrimonio durante toda la vida en esta tierra.
Sin duda la mayor decisión de andar juntos no es tanto
la referente a las personas sino el andar con el Señor. Si somos niños y
nuestros padres caminan con el Señor debe ser más fácil seguir los mismos
pasos, y cuando se tiene conciencia de la necesidad de caminar con Dios y no
caminar solo, la decisión de buscar y llamar al Señor a morar en nuestro
corazón y se tendrá que caminar junto y de acuerdo con el Señor. Entonces la
mejor decisión es andar junto al Señor, porque esto hará nuestras vidas llena
de frutos en todo tiempo.
El Señor tenía contra Israel la queja porque aunque
había estado con ellos desde su salida de Egipto, habiéndolos escogido y
haciendo muchas maravillas, como pueblo no habían correspondido caminando de
acuerdo con él. Esto es todavía frecuente cuando se alcanza lo que se busca y
no se quiere seguir junto al Señor, sino que se corre el peligro de decidir que
ya es suficiente y tratar de intentarlo solos. ¿Por qué viene la separación y
cuál es la causa?
PARA ANDAR JUNTOS SE NECESITA ESTAR DE ACUERDO
El andar es un venir, ir, actuar, avanzar, morar, morir,
mover, pasear, prosperar, seguir, y para todo esto quiere el Señor que estemos
de acuerdo con él, porque de lo contrario lo haremos solos y correremos peligro
en la vida. Esta definición nos dice que se necesita a Dios para todas las
cosas y no es tanto para las necesidades, sino para aprender a vivir con él.
Dos juntos nos habla de la armonía que se tiene en la unidad,
esto es agradable a Dios, porque la armonía nos hace no tener temor ni ninguna
duda de lo que hacemos, es decir vivir sin mala conciencia. Se espera que
nosotros en todo tiempo tengamos acuerdo con él, no solo aquellos que generales
sino los que vienen del día a día como lo hacemos con nuestros seres queridos
que nos comprometen en cosas pequeñas pero que todas ellas suman en la
confianza.
La palabra acuerdo
significa fijar sobre, cumplir, comprometerse, y esta es la vida que el Señor
demanda del hombre pues está seguro que si hacemos compromiso y vivimos para
cumplirlo caminaremos seguros. Esta es la relación con su iglesia y debe ser
entre nosotros que somos sus siervos, es decir una relación de compromiso, y
aunque parece que hoy no es algo de moda, es lo que dará frutos en nosotros
personalmente y como iglesia. Cada día vemos menos compromiso y también a
personas que buscan relaciones sin responsabilidad y aceptan los riesgos y
están dispuestos a pagar el precio; el compromiso algunos lo ven como una
atadura, pero en realidad es lo que lleva liberación de la esclavitud de una
vida sin propósito.
RELACIONES EN ACUERDO O EN DESACUERDO
Parece obvio que muchas relaciones no tienen un buen
acuerdo, no tienen una razón para tener buenos objetivos o buenos resultados. Entre
el hombre pueden existir relaciones que de entrada son inconvenientes y que
nunca debieron existir, y otras relaciones que comienzan bien pero luego se
deterioran porque simplemente no se tienen los mismos objetivos y los mismos
valores de Dios y por supuesto el mismo nivel de compromiso, por lo que con el
tiempo se van haciendo relaciones antagónicas, tóxicas y hasta peligrosas. Aquí
el Señor le habla al pueblo el tipo de relación que tiene con él porque es él
quien siempre nos anuncia de diferentes formas cómo va nuestra relación con él,
con la seguridad que él nunca nos falla.
¿Cómo notamos que se está caminando en desacuerdo? En
primer lugar se nota cuando se rompe la comunicación (casi siempre es lo
primero), ya no se habla, no se tiene interés por la otra persona, se deja
hacer a la otra persona lo que quiere sin mostrar interés aunque se sepa que está
equivocada. Además el hombre fácilmente pierde la dirección, posiblemente los
dos o uno más que el otro, porque al final quizá se tendrá responsabilidad de
las cosas claves aunque no de manera equilibrada.
En el caminar con Dios si no se quiere compromiso de
parte del hombre, el Señor sí lo hace para todas las cosas, la relación se
vuelve de peligro, por supuesto para el hombre, como lo describe la porción que
estudiamos. Las relaciones peligrosas son descritas en los siguientes ejemplos:
La relación del león. El hombre estaría en una relación como con un león,
es decir en desventaja, porque no podríamos caminar con el león de manera
segura, tarde o temprano el león rugiría, y nos preguntaríamos ¿por qué ruge el
león? Si estamos en la selva y el león ruge es porque somos su presa, seríamos a
quien cazaría para alimentarse. Así el hombre que se mete en la selva (ambiente
no seguro), y no se da cuenta que el Señor ya no está en territorio enemigo (si
él no nos ha enviado es inseguro), entonces si no hay relación con Dios podríamos
ser devorados. Aquí no aplica que perro que ladra no muerde, pues león que ruge
sí come.
El león joven en su guarida. Otro tipo de relación es con el león joven, que nos
habla de peligro si entramos en su caverna. Si nos hemos metido en un mal
lugar, y aparece el león joven que tiene fuerza y quiere probarse a sí mismo y
a los demás que puede cazar, estamos en peligro. ¿Cómo actúa el león? Lo que hace
es acorralar, apresar, así es la vida de aquel que se ha metido en la casa del
enemigo, siente que aunque no ha cumplido su compromiso con Dios, está
apresado, atrapado, sin libertad de hacer lo que pensó que podía hacer; se tiene
poco tiempo para reaccionar, pero todavía se puede.
La relación con el cazador. Aquí compara a aquel que no se ha comprometido con el
Señor como un ave que cae en lazo del cazador. El ave cae porque hay cazador y
el cazador pondrá cebo para ser atraído y no se da cuenta de la trampa.
Entonces esta relación no parece conveniente y lo que sucede es que podemos
tener una relación donde no nos damos cuenta que la otra parte es un cazador y
que usará la carnada contra él, que no perdonará si lo atrapa, y aunque creamos
que andamos en las alturas como ave, la carnada hace descender al más elevado.
Solo caminar con el Señor nos libra de caer.
La relación con el mal anunciado por la trompeta. El atalaya tocaba la trompeta y no era por gusto
porque anunciaba la amenaza del mal sobre ellos, el enemigo estaba fuera y
venía en su contra. Esto traía un alboroto dentro pues trataban, unos de
ponerse a salvo y protegerse, y otros para tomar sus armas. La relación no debe
caer en ese único hilo de advertencia, porque cuando se deteriora la relación
con Dios toda palabra parece contraria, y el mal como dice el verso 6, lo ha
hecho él para tratar de hacer reaccionar al pueblo.
Aun en los tiempos que parecen de celebración pueden
ser peligrosos, por lo que se debe prestar atención ya que el Señor dice que no
hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas y estos darán la
palabra en todo tiempo; por otro lado si el león ruge es para que tengamos
temor y que se busque al Señor aun con esas relaciones deterioradas. Algunos
dicen que están caminando con el Señor pero en realidad van con un león y no se
dan cuenta que están en la selva de su propio libre albedrío, otros están en la
guarida del león creyendo que están seguros, otros pueden estar a la mirada del
cazador y aunque se crea espiritual el ave descenderá con la carnada, y otros
que no caminan con el Señor aunque estén en la iglesia solo se alborotan por
las noticias del atalaya pero todo queda ahí, no pasan a acercarse a caminar
nuevamente con Dios.
Es peligroso querer caminar con Dios en
desacuerdo porque muchos lo han intentado y han fracasado, hay que revertir el
proceso, es el propósito del Señor. Andar con el Señor juntos debe ser la
prioridad en la vida, más que alcanzar metas, pues nos pueden separar sin que
nos demos cuenta, aprender a vivir de la mano con él debe ser la vida misma, y
el seguro de vida eterna.