1Co 9:9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No
pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 1Co 9:10 o lo
dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con
esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del
fruto.
Rom 8:24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la
esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué
esperarlo? Rom 8:25 Pero si esperamos lo que no vemos, con
paciencia lo aguardamos.
Jer 17:7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya
confianza es Jehová. Jer 17:8 Porque será como el árbol plantado junto a
las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene
el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará,
ni dejará de dar fruto.
Sin duda la esperanza es parte importante
del cristianismo, sin embargo corre mucho peligro de ser llevada al límite y pasarnos
del tiempo del cumplimiento de las promesas las cuales esperamos, pus existe
una esperanza en los temas eternos que son de más largo plazo, pero también
aquellos que tendrán cumplimiento en este tiempo.
Desgraciadamente
la valiosa esperanza se puede devaluar y hacer que se vuelva un sinónimo de conformismo,
como decir tengo esperanza que un día el Señor va a obrar, o decir que estamos
en ciertas condiciones porque el Señor así lo quiere, dejando toda la carga al
Señor como único responsable de los resultados y del cumplimiento de las
promesas.
Ningún
hombre o mujer de fe triunfó sin hacer nada, sino por el contrario demandó obediencia,
y que aun sin tener capacidades o teniendo miedo el Señor se glorificó en ellos,
es entonces que las promesas se materializan y vemos la victoria del Señor.
Debemos conocer los aspectos que Dios espera que nosotros entendamos de la
esperanza.
ESPERANZA Y PROMESA. Romanos_8:24-25
La
esperanza debe ser sin duda el motivador más importante de nuestras vidas, es
esperar lo que nos han prometido, y esto tiene que ver con una comunión y un
conocimiento de Dios, pues de encontrarnos con Cristo y conocerlo es que llegan
las promesas a nuestra vida. Un niño que su padre le promete que lo llevarán a
comer helado, es un niño que tendrá desde ese momento una expectativa y quizá
hará recordatorios a su padre para que se cumpla la promesa.
Una vida
sin promesa es una vida muerta, sin sentido, sin gusto, es caminar por caminar,
trabajar por trabajar, dormir por dormir, todo sin ningún sentido ni placer. La
promesa hace que esperemos, porque el niño creerá a la promesa aunque parezca
exagerada o inalcanzable porque tiene un antecedente de aquel que le promete.
La palabra
usada en griego es elpis que significa esperar con anhelo y por lo general con
placer, es la expectación que levanta la promesa, que se sostiene por la
confianza que se tiene en quien ha prometido. Esto no lo vemos hoy día en el
cristiano, por la misma presión puede hacer sentir apagado, sin expectación de
lo que va a pasar, puede creer más en la economía mundial y sus malos augurios
que esperar que Dios cumpla su promesa. Y cómo lo hará el Señor, porque cuando Dios actúa
para cumplir sus promesas no es ortodoxo y obra en maneras que nos sorprende, y
de donde menos esperamos y de las maneras más extrañas cumple.
Hay tantas
cosas que todavía no ven nuestros ojos, desde las eternas: la promesa de
transformación y resurrección, hasta aquellas cosas que esperamos que ocurran
en cualquier momento en nuestras vidas y que urgen.
QUIEN CONFÍA NO DEJARÁ DE DAR FRUTO.
Jer_17:7-8
Esperar es
un verbo activo y no pasivo, debe de llevar a la acción, por eso es necesario
dar fruto y esa es una realidad difícil de practicar, pues normalmente cuando
esperamos sentimos que siempre es demasiada la espera y esto puede afectar la
confianza. Así un niño puede desanimarse porque cree que la promesa no se va a
cumplir, aunque sepa que quien le ha prometido le ama y no le puede llamar
mentiroso.
El que
confía en el Señor sabe que está en espera activa por tanto será como el árbol
que está plantado junto a las aguas, esto significa que no se fatigará, no se
marchitará, no se sentirá que se deshidrata, que estará en el punto donde
recibe no solo para mantenerse vivo, sino también para producir. Estar junto a
la palabra o la ayuda de Dios (aguas), sus raíces crecerán para buscar más agua
según necesidad, se moverán, y estando en esa buena posición no sentirá ninguna
adversidad, la esperanza no se marchitará. El árbol echará hojas muy verdes que
auguran un buen fruto en calidad y cantidad. El fruto será todo el tiempo, todo
el año, no será un cristiano de estación, sino permanente en bendición.
Dicho esto
el cristiano desanimado, sin ganas de congregarse y trabajar en la obra del Señor
no está esperando en él ni confiando, entonces la esperanza se debilita para
todas las promesas que necesitamos. Tenemos que ser como el agricultor que
trabaja la tierra y siembra para cosechar no solo en la vida eterna sino también
mirará frutos en esta.
EL SEÑOR QUIERE QUITAR BOZALES A LA
ESPERANZA 1Co_9:10-11
La
esperanza que habla el apóstol de un agricultor y su buey que es un pasajero en
su esperanza, al cual no se le puede quitar el derecho de gozar de los
beneficios de su trabajo. El apóstol Pablo les dice a los de corintio que quien
trabaja para la obra también debe tener esperanza de cosechar de su trabajo.
Les cita
la ley donde se prohibía poner bozal al buey y será que si estaba para el buey
no aplicaba para el hombre, y aunque podía parecer buey porque trabajaba mucho
sin quejarse, aplicaba también para él, por esto Pablo reclama su derecho. El
buey aunque no dijera he arado he ayudado y hoy me toca trillar entonces comeré
algo del grano y quizá no estuviera entusiasmado como si tuviera esperanza, tenía
derecho. Al buey no se le debía apagar la esperanza con el bozal, es una
ingratitud que sintiera el olor, que lo tocara, que lo sintiera y no lo pudiera
comer, así hoy mucho cristiano mira lo que no puede obtener pues no se ha dado
cuenta que se ha dejado poner bozal de legalismo, de dureza que a través de
palabras le han limitado como que si el Señor no quisiera que alcance sus
promesas. Desgraciadamente el dueño no es quien quiere andar poniendo bozales
sino otros que se creen dueños.
La
esperanza lleva entonces a la acción, a no desmayar, a arar, a trillar, a hacer
lo que tenemos que hacer pues si queremos recibir fruto no debemos dejar de hacer
las cosas que nos van a servir para que produzca. Algunos podemos cansarnos de
regar, de quitar la maleza que nace ella sola y que ahoga y le roba a la
planta, necesitamos tratarla bien si no perderemos la labor realizada, porque
es acumulativa la vida del cristiano pues el trabajo es el de ahora y no el del
pasado, si se ara la tierra bien, se siembra bien, se abona bien, se limpia
bien, se cosecha bien, pero si no se cuida la cosecha que se va a trillar, todo
el trabajo anterior se perderá.
Se espera
un fruto que no vendrá dentro de muchos años, sino que existe esperanza que no
tardará más que su ciclo natural, porque si se siembra maíz en nuestro país
esperamos la cosecha dentro de 2 meses elotes y a los 4 meses estaría listo
para desgranar, pero algunos nos conformamos a esperar más de la cuenta como si
fuera otro tipo de fruto. Si es fruto de aguacate sabemos que esperaremos al
tercer o cuarto año, de igual manera tenemos que saber el tiempo de las cosas
porque hay diferentes esperanzas.
El buey
¿esperaba cosecha o recompensa cuando estaba trillando? Sí, para ese momento no
iba a aceptar que le dijeran espérate que lo pesemos y cuando lo tengamos en
los sacos te vamos a dar, por esto la ley prohibía poner bozal. El buey era el
mismo que les había ayudado a arar, y hacer todas las labores, así también
nosotros debemos hacer lo que nos toca hacer para que también tengamos el
derecho de ser partícipes de la cosecha.