martes, 22 de octubre de 2013

CUIDEMOS DE NO EMPUJAR LA MALDAD

Texto: Ezequiel 9:1-11
1 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. 2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce. 3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, 4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. [6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo. 7 Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.
8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén? 9 Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve. 10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas. 11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

Gran parte de las escrituras en el antiguo testamento nos hablan de las consecuencias de dejar al Señor, así como de las bendiciones que se reciben cuando le seguimos y obedecemos. Cuando estudiamos las escrituras podemos decir que el Señor nos quiere alertar de esas consecuencias, aunque no quiere que le sigamos por temor a un castigo, sino por convicción y amor .
La situación era tan grave en que no quedaba opción para el Señor que intervenir con juicio sobre Israel, para muchas personas esto parece que hoy día no es creíble que pueda hacerlo, pues existe una idea que el Señor está  obligado a controlar todo a favor del hombre sin importar cómo quiera vivir, si  alejado y ofendiéndole.
La visión que el profeta Ezequiel recibió de parte del Señor acerca de lo que vendría para Israel, era dura con el escribano con tintero en su cintura entre seis verdugos que traían instrumento para destruir. Esta situación era muy difícil pues el escribano marcaría en la frente a aquellos hombres que gimen, que se quejan por las abominaciones que se hacían en Israel y si vivían así eran librados de la muerte, esto es todo lo contrario de lo que pasará en la tribulación, donde serán marcados los rendidos al enemigo.
Esta era una señal importante porque si hoy también marcaran en la frente a los que de verdad se quejan delante de Dios (los inconformes del mundo y de los impíos), por esta situación estaríamos en graves problemas, porque lo que se trata más bien es de apartarse de esos males a como dé lugar, y además de no gastarnos el tiempo suficiente en interceder por esto males.

MANIFESTACIÓN DE LA MALDAD
La situación que se vivía es lo mismo que hoy vemos en nuestra sociedad:
Sangre que es igual a violencia en nuestra tierra, en nuestro país no existe lugar donde no se cometan homicidios, y lo grave es que nos parece algo normal, aunque haya preocupación, pues lo que existe es alarma pero sin ayudar en el origen de los problemas para dar solución.
La ciudad llena de perversidad, de injusticia. Estirar, esparcir, doblar o desviación, es el significado de la palabra hebrea natá, que habla del accionar lo malo, de estirar la mano como quien pide algo a cambio. Las personas no eran rectas sino desviadas en su proceder. Esto es lo que podemos ver en muchos lugares y esto también se puede replicar en nuestras propias familias.
Estas son manifestaciones primarias y que tienen muchos hijos o derivados de la violencia y la injusticia, y se quiere controlar reprimiendo el efecto pero sin llegar al origen de éstas. Tenemos algunos falsos remedios como la educación, y aunque sea más aceptada no es la solución al corazón malo.

EL ORIGEN DE ESOS MALES
El Señor habla de las causas que ocasionan esos males a través de lo que la gente decía en Jerusalén. Sin duda al referir estas causas según el pueblo llegamos a inferir lo que en realidad estaba pasando; de manera indirecta nos damos cuenta, principalmente cuando desplazamos nuestra responsabilidad a otros, esto se da porque no queremos ver nuestras propios problemas. Al decir estas cosas mueve hacia actuar mal, y nosotros debemos cuidarnos de no decir estas cosas porque son muestras de tendencia a permitir al mal.
¿Qué han dicho?
El Señor ha abandonado esta tierra. Esto quiere decir que si estamos viviendo las consecuencias de nuestros errores y al no aceptarlos comenzamos a decir que el Señor no se acuerda de nosotros. Esta es una causa común que dice la gente que no conoce al Señor pero también el cristiano lo dice como: el Señor no se acuerda de mí me ha abandonado, o así me quiere tener el Señor. El hombre se aleja del Señor y quiere seguir teniendo toda su bendición no importando cómo viva, este no es el plan de Dios.
El Señor no ve lo que está pasando. Esto es como si realmente nosotros somos justos y los demás injustos y por lo tanto si el Señor estuviera viendo nos ayudaría de las situaciones que atravesamos. Alguna gente dice que el Señor deja o no interviene en lo que pasa en sus vidas y por eso lo quieren hacer responsable de todo. Esto es como que el Señor no atiende y mira lo que está pasando en las vidas.

NO VAN QUEDANDO OPCIONES
Haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas, esto es que de acuerdo a sus acciones el Señor les pagaría, es decir lo que merecían por sus injusticias. Algunos creemos que el Señor es injusto con nosotros pero realmente si nos pagaran conforme a lo que merecemos no estaríamos vivos para quejarse.
El Señor por esto les pide a los seis verdugos que no perdonara su ojo para cumplir su justicia, el ojo es lo que nos da sentimiento y que nos puede hacer actuar contrario a lo que el Señor nos manda hacer. Estos verdugos tenían que actuar sin misericordia, casi sin ver. Este juicio tenía que comenzar por el santuario con sus sacerdotes, es decir con lo más alto de la autoridad y no importaba si morían en el templo, era entonces algo urgente para parar los efectos.
Para estar marcado hay que quejarse y no conformarse de lo que se vive y de las cosas perversas, las torceduras que como hombres se hacen. Si estamos acostumbrados a ver y vivir en medio de la sangre y la perversidad sin que nos afecte, si esto es así podemos estar en problemas.
Quizá creamos que el escribano nos marcaría pero en realidad no estemos en el nivel de Ezequiel que tuvo que pedir por el remanente para que no fueran eliminados todos que solo era él en ese momento. Que el Señor nos ayude a no conformarnos sino que no nos acomodemos a este mundo, que no sintamos que este es nuestro lugar y comencemos a buscar lo que busca el mundo.