lunes, 12 de marzo de 2012

Andaré en integridad

Sal 26:1 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
Sal 26:2 Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
Sal 26:3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y ando en tu verdad.
Sal 26:4 No me he sentado con hombres hipócritas, Ni entré con los que andan simuladamente.
Sal 26:5 Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.
Sal 26:6 Lavaré en inocencia mis manos, Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,
Sal 26:7 Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas.
Sal 26:8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.
Sal 26:9 No arrebates con los pecadores mi alma, Ni mi vida con hombres sanguinarios,
Sal 26:10 En cuyas manos está el mal, Y su diestra está llena de sobornos.
Sal 26:11 Mas yo andaré en mi integridad; Redímeme, y ten misericordia de mí.
Sal 26:12 Mi pie ha estado en rectitud; En las congregaciones bendeciré a Jehová.

Cada vez más se necesita que seamos íntegros como personas y no digamos como cristianos, aunque en algunas áreas de la sociedad mucha gente se está conformando (por la dificultad), diciendo que es suficiente para las personas ser capaces en lo que interesa, aunque las demás áreas de su vida sean un desastre, como si no fuera lo que precisamente nos puede hacer caer o echar a perder lo bueno que se haga. Hoy día se aceptan cosas que no son apropiadas, y que se vuelven costumbre, no son correctas y viene de personas que les falta algo importante o clave, esto es lo que se llama falta de integridad en nuestras acciones.

Ver la integridad como un costo y no como un beneficio es un grave error pues si creemos que es una obligación será una carga, algo pesado para llevar en la vida cristiana. Caminar en la vida creyendo que estamos en una vida dura, esforzándonos para alcanzar algo bueno pero sin ver la gratificación de parte de Dios, es porque algo no está bien dentro de nosotros.

El plan de Dios para el cristiano es que regenerarlo hasta que llegue a un rendimiento completo, porque la integridad nos lleva a superar lo que hemos perdido a causa del pecado y que no nos permite ser eficientes cristianos.

Integridad. Significa completo o completar, y cuando pensamos qué es lo que nos hace estar completos para el Señor, podríamos decir muchas cosas, pero el Señor nos da una respuesta muy reveladora si le permitimos que nos escudriñe. En la naturaleza la leche es un producto para nutrir la vida y qué bendición que lo que cambia entre una vaca bien alimentada con otra que se alimenta pobremente es su producción pero muy poco su contenido. No se puede decir que la leche de la vaca pobre la da como agua o descremada, pero la vaca bien alimentada la da íntegra. Dios nos permite tanto a unos como a otros dar resultados íntegros pero eso depende de nosotros, no hay acepción de personas, ni preferencias.

En lo humano cuando se es niño estamos claros lo que nos falta porque lo aceptamos, ya adolescente se piensa de una manera posiblemente algunos creamos que ya podemos salir adelante solos, aunque no estemos completos, pero conforme se va madurando comenzamos a sentir que falta algo que nos va a completar y llenar de satisfacción en la vida.

Esto es lo mismo que podríamos decir en lo espiritual, si hemos tenido pérdidas o no, en la vida cristiana por diferentes causas entre ellas se incluye el descuido y el aceptar condiciones que gobiernan la vida secular, en nuestras empresas, y en la sociedad en general, entonces necesitamos conocer cuáles son las cosas que faltan o hemos perdido para que cambie nuestra vida.
El problema también puede estar en creer que ya estamos completos, es decir que ya somos íntegros. Por están razón aunque sintamos o creamos que somos íntegros debemos decir como David: escudríñame Señor. Esto quiere decir que David sentía que siempre había algo que debía mejorar o perfeccionar en su vida, quizá aunque había hecho muchas cosas correctas no quería decir que lo había alcanzado.

Escudríñame y pruébame. Este debe ser nuestra actitud, porque si lo vemos con los que nos falta para ser íntegros no es tanto las cualidades externas sino también la actitud correcta que se tiene ante Dios, porque esta actitud también puede afectar cuando sentimos que no merecemos de parte de Dios por no estar completos. Hacer el esfuerzo hace una gran diferencia de lo que sentimos pues David sabía que había hecho su parte y podía sentirse bien consigo mismo, pero también tener ánimo para pedir que el Señor le siguiera ayudando.
Permitir que Dios nos examine y que nos trate o pruebe, no es una petición común sino de una persona que verdaderamente quiere alcanzar lo mejor. Si estuviéramos dispuestos el Señor nos sacaría de nuestra ignorancia o engaño en el que vivimos. La mayoría queremos oir lo que nos gusta y no lo que necesitamos.

Nuestros sentimientos y pensamientos más profundos solo el Señor los puede encontrar aunque se escondan, pero también nos puede hacer pasar por situaciones o tratos que parecen innecesarios, o que nos hacen sufrir y se mira más como un castigo que como una bendición, pues no se mira que saldríamos fortalecidos. Este es el verdadero proceso de purificación, necesitamos ayuda para podamos alcanzar a ver nuestras carencias.

Lo que nos ayuda a la integridad. David nos da la pauta de las orientaciones, o pautas de acción que dicen si realmente buscamos integridad. Para encontrar una vida plena en integridad no debemos de olvidar ciertas cosas como:

1. Nunca olvidarnos (está delante de mis ojos), de su fiel amor y misericordia.
2. La verdad debe guiar nuestros pasos, porque no es estática siempre nos moverá y en ese camino podemos recibir golpes pero nos sentiremos bien con nosotros mismos.
3. Apartarnos o no hacer amistad con los que buscan el mal.
4. No compartir con los hipócritas o falsos o mentirosos.
5. Aborrecer la reunión de los malos.
6. Estar dispuesto a lavarse y limpiarse las manos, porque la purificación del sacerdote no comienza cuando entra al lugar santísimo, sino desde el atrio y más allá con el deseo y la buena actitud.
La integridad nos hace adorar, alegrarnos en el Señor, ministrar o como dice David es lo que nos hace andar alrededor del altar de Dios y testificar en la congregación, porque si no lo hacemos demuestra que nos hace falta, pero más que eso que no estamos haciendo lo que está de nuestra parte. Que el Señor nos ayude en esta labor pues quiere el Señor que seamos íntegros y no solo en lo que nosotros creemos que integridad quiere decir honestidad sino en todo lo que nos hace funcionar como verdaderos cristianos.