miércoles, 4 de julio de 2012

Entrando en su reposo


Heb 4:4  Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5  Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6  Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7  otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
                  Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.
8  Porque si Josué les hubiera dado el reposo,(E) no hablaría después de otro día.
9  Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10  Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11  Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.
Heb 4:12  Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
13  Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Cuanto necesitamos entrar en el reposo de Dios, porque cuando no se alcanza lo normal es tratar de hacer las cosas a nuestra manera, y se vuelve una batalla que aparentemente no termina, sino hasta que acaba la cuerda o la batería. Solo entonces es cuando podemos mirar las cosas como son, de la manera que el Señor quiere, a veces para que nos entristezca y nos mueva a cambios que nos ayuden en nuestra vida cristiana.

La presión que podamos sentir en cada situación de la vida nos puede hacer caer en una desconfianza no declarada de Dios, o confiar en nosotros mismos, y perder por completo la fe y la bendición de caminar y pasar el desierto y entrar en otra tierra de bendición. El desierto sacó en el pueblo de Israel sus instintos de esclavo, su verdadera forma de ser y su incredulidad quedó manifiesta. Moisés trató de que el pueblo alcanzara la fe y confianza que el tenía pero parecía que era en vano.

La mayor parte del pueblo de Dios no entraba en su reposo por cuanto no se alcanzaba a ver al Señor como verdadero reposo, a pesar que la ley les obligara, y este reposo era necesario antes de entrar a la tierra prometida, lo que sugiere que el primer reposo para el pueblo era necesario para alcanzar el segundo que era el de la conquistar y establecerse en la tierra prometida.

El primer reposo era necesario entrar en él, la mejor oportunidad esta en la fe, la cual se debe volver en la única alternativa válida para reposar, pues mientras actuamos en nosotros mismos estaremos estancados y no podremos conquistar, no podremos vencer como el Señor quiere, por esto la obligación se transformó en juicio cuando no quisieron obedecer en buscarlo.

El incrédulo no puede acceder al reposo de Dios, y por más que crea que está haciendo las cosas bien (quizá religiosamente), no tendrá seguridad de tenerla, por esta razón la confianza de la fe es clave. La ley dada por Moisés al pueblo no fue suficiente (estaba normada por el día sábado como reposo para buscar a Dios en Exo_20:8-11), porque obligaba al pueblo a tener el espacio de tiempo para buscar al Señor, esto tendría que servirles para alcanzar reposo; sin embargo al pueblo le fue para pleito por no querer obedecer, y era obvio que no querían buscar a Dios, por esto solo los que creyeron de esa generación pudieron entrar, los incrédulos solo se podían quejar de todo porque el desierto hace despertar la carne.

El mismo Moisés por quien el Señor les dio la ley, no pudo resistir la tentación de querer hacer más de lo que estaba a su alcance, por esto su suegro Jetro, le recomienda que delegara parte del trabajo, pues se le estaba olvidando el reposo y ese mismo pueblo a quien servía sería el que evitaría entrar a la tierra prometida.

Entonces, ¿de cuál reposo está hablando el nuevo testamento? El reposo del Señor va más allá del reposo que tendremos un día junto a él al dormir o morir y al establecer su reino eterno (donde tendrá plena expresión), sino también en el reino en nosotros que debe sustentarnos para darnos igual la seguridad de que estamos seguros bajo su gobierno hoy.

Mucha gente no quiere el gobierno de Dios, y queremos hacer lo que nos da la gana, pero esto es no haber salido del desierto, porque el desierto debe servirnos para afirmarnos, para que creamos, para que esta fe nos haga ver las cosas como reales, y no como una religión. El reposo de Dios viene porque somos puestos en un lugar donde estamos cubiertos por el Señor(Jesús nuestro reposo), donde tenemos confianza que las cosas vendrán para favorecernos y que aunque haya adversidad el Señor estará con nosotros para hacernos pasar.

La justicia por la palabra. Para la desobediencia en el desierto que no nos deja entrar en su reposo está La palabra de Dios, que es viva y Eficaz de energes del gr. trabajo interior, porque la obra no es de afuera hacia dentro, sino por dentro hacia afuera. El ser viva la palabra es porque se mueve, y obra en nosotros aunque no lo identifiquemos como algo tangible, es lo más real que hay porque llama a lo que no es como si fuera. En la trinidad es el verbo de Dios la palabra que creó todo, el verbo es Cristo (Jua_1:1). Siempre ha estado para ayudarnos y cambiarnos.

La desobediencia de no entrar en ese reposo nos hace entrar en el efecto judicial de la palabra de Dios que es como una espada de dos filos. La espada corta y esto es porque el Señor necesita que algunas cosas sean cortadas, no apartadas, no atenuadas, sino cortadas. Ser cortadas es porque no existe otra opción para corregir, pero para hacerlo no es a través de métodos humanos, sino por la espada del Señor que es su palabra que viene no para matarnos sino que lo primero es restaurar nuestras vidas.

Cortar no es suficiente sino que debe entrar a la profundidad que deba penetrar (la ley humana es externa y no cambia por dentro), la espada de justicia humana cuando se aplica correctamente detiene, pero no restaura, porque alguien que es condenado durante el tiempo que permanece en la cárcel difícilmente lo restaurará. La dificultad que tenemos es que no distinguimos lo que es del alma y del espíritu, pero no el Espíritu Santo, sino el nuestro. Necesita penetrar para que nos ayude a entender hasta donde los huesos se articulan (así nos enteramos cómo funciona en nosotros lo malo y es cortado); también debemos saber distinguir y juzgar nuestros propios pensamiento, así como los sentimientos. Las derrotas al no distinguirlos o no discernir correctamente, nos puede meter en conflicto y no entrar en el reposo del Señor.   

Todo está a la vista de Dios, nada se esconde por esto si desobedecemos y no queremos entrar en su reposo, él lo sabe. Si es así deberíamos movernos al cambio y que la palabra haga su obra en nosotros. Por esto que bueno es que la espada pueda penetrar en nosotros porque no será para matarnos sino para que entendamos y pueda cortar donde deba hacerlo lo que nos está haciendo daño para no entrar en el reposo del Señor. No debemos estancarnos en nuestros propios pensamientos y sentimientos creyendo que son los de Dios, porque si no entramos en su reposo corremos peligro que nos desechemos nosotros mismos. Es misericordia lo que el Señor nos hable con su palabra porque nuestro Señor Jesús no quiere que seamos descalificados, sino que entremos a la abundancia.