1Sa 9:3 Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que
dijo Cis a Saúl su hijo: Toma
ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y vé a buscar las asnas.
1Sa 9:4 Y él pasó el monte de Efraín, y de allí a la
tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y
tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron.
1Sa 9:5 Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo
a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las
asnas, estará acongojado por nosotros.
1Sa 9:6 El le respondió: He aquí ahora hay en esta
ciudad un varón de Dios,
que es hombre insigne;
todo lo que él dice
acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el
cual emprendimos nuestro camino.
1Sa 9:7 Respondió Saúl a su criado: Vamos ahora; pero
¿qué llevaremos al varón?
Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué ofrecerle al
varón de Dios. ¿Qué
tenemos?
1Sa 9:8 Entonces volvió el criado a responder a Saúl,
diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al
varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.
1Sa 9:9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a
consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se
llama profeta, entonces se le llamaba vidente.)
1Sa 9:10 Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien;
anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.
1Sa 9:11 Y cuando subían por la cuesta de la ciudad,
hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?
1Sa 9:12 Ellas, respondiéndoles, dijeron: Sí; helo allí delante de ti;
date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el
pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto.
1Sa 9:13 Cuando entréis en la ciudad, le encontraréis
luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que
él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el sacrificio; después de esto
comen los convidados. Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis.
1Sa 9:14 Ellos entonces subieron a la ciudad; y cuando
estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía ellos para subir al
lugar alto.
1Sa 9:15 Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de
Samuel, diciendo:
1Sa 9:16 Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un
varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo
Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a
mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.
1Sa 9:17 Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le
dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.
1Sa 9:18 Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de
la puerta, le dijo: Te
ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.
1Sa 9:19 Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube
delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé,
y te descubriré todo lo
que está en tu corazón.
1Sa 9:20 Y de las asnas que se te
perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado.
Mas ¿para quién es todo lo
que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?
Cuando se está en obediencia no se
miran inconvenientes, ni tampoco oportunidades a donde nos puede llevar la
obediencia. Vivir en obediencia a Dios se reflejaba en la obediencia a su
padre, pues Saúl no pone ninguna excusa, no dijo: ya regresarán las asnas
porque siempre se van y vuelven, sino que se alista. De igual manera nosotros
nos debemos disponer a realizar todas las cosas que nos manda el Señor aunque
así parezcan peligrosas, sin trascendencia o sin importancia.
Ir a
buscar unas asnas parece no ser un trabajo importante pero Saúl lo hizo y
caminó a muchos lugares en compañía de su criado, según la orden que le fue
dada, caminaron mucho. Así es en la obediencia no vamos solos siempre llevamos
ayuda pues el Espíritu Santo nos acompaña en la labor, púes no era lo mismo
viajar solos que en compañía. El criado como figura del Espíritu Santo porque
hace la ayuda de servir a lo que el Padre necesita.
Cuando no
se ha alcanzado el objetivo a pesar del esfuerzo, del cansancio, del desgaste,
entonces se puede llegar a desistir en la empresa, ya que es una opción, más aún
cuando el riesgo o la preocupación supera el beneficio, Saúl dijo mi padre debe
estar acongojado por nosotros y le debió haber pasado la preocupación por las
asnas, al ser superada por la preocupación por ellos. De igual manera nos
detenemos a reflexionar cuando nos preocupa si el esfuerzo más la preocupación
que podía tener su padre valía la pena continuar, ¿Hasta dónde debe llegar la
obediencia?
Las situaciones que se enfrentan en
obediencia. La solución para encontrar las asnas tenía una
posibilidad: la del vidente que era respetado y muy conocido por los
pobladores; esta fue dada por su criado que le sugiere no terminar, no darse
por vencido, sino seguir con un plan "B", que para el Señor era el
"A". Lo que a veces parece perdido tiene una solución o posibilidad
que estaba incluida como parte de la obediencia y del fruto al final que el
Señor quería para Saúl, era el Espíritu Santo quien tenía la solución.
Toda
obediencia tiene fruto pues cuando parece que no lo hay siempre existe algún
aspecto que no hemos considerado pero que está ahí para nosotros, a lo mejor
nos desanimamos y nos preocupamos porque parece que ha sido en vano, más aun
cuando estamos cansados del camino. Por esto el criado da una opción que es
realmente una bendición para Saúl. La falta de resultados no puede llegar a
convertirse en el indicador que nos determine si continuar o no, porque cuando
el Señor envió es él quien tendrá que dar las instrucciones para volverse, pero
en este caso quería que continuaran.
El criado
le dice hay un varón de Dios en esta ciudad, y de verdad que la bendición la da
el Señor a través de personas que están a su servicio. Ese varón es reconocido
y lo que él dice eso pasa sin falta, realmente una bendición es la profecía
cuando es genuina. El criado dijo: Quizá nos dará un indicio acerca del objeto
por el que salimos y emprendimos este camino; esto lo decía así porque no
salían por las asnas, sino porque el Señor los había sacado hacia el siervo de
Dios.
Entonces Saúl
se preocupó en qué llevarle al siervo, pues no tenían nada qué llevarle, pero
el criado dijo tener la cuarta parte de un siclo de plata (1 siclo=11 gramos),
con el precio actual de la plata la cuarta parte sería equivalente a alrededor
de tres dólares en aquel tiempo tampoco era mucho dinero. Podemos ver que quien
supuestamente no debería tener dinero, lo tenía y lo sacrifica para ayudar a
Saúl, alguien que no tiene, puede dar y tener para ayudar. Apareció en su mano
algo que era importante para el criado pero no tuvo reparo en ofrendarlo, así
recibirá ayuda el obediente cuando lo necesite y se vea perdido.
Cuando
subían por la cuesta hallaron a unas doncellas que salían por agua, a quienes
preguntaron si iban en la dirección correcta para encontrar a Samuel. En su
misericordia el Señor les anima a seguir buscándolo, pues las doncellas tenían
información confiable. Acaba de llegar dense prisa, este es el ánimo que el
Señor quiere que escuchamos nosotros en las oportunidades que tiene para
nosotros. A veces por el contrario decimos: voy a esperar a ver qué pasa, pero
aquí se necesitaba decisión, las doncellas les dicen ahí está vayan antes que
se marche al sacrificio. El obediente debe sentir esa urgencia de apurarse y no
estar esperando a ser levantado, sino emprender.
Te responderé todas tus inquietudes. Aquí
podemos lo que pasaba en la otra parte que es Samuel, y que antes de recibirles
el Señor le habló acerca de la visita que tendría y lo que haría con él. Esto
es peculiar en los verdaderos siervos que pueden ser advertidos con
anticipación acontecimientos claves que tienen que ponerles atención y saber lo
que tienen que hacer.
Al
presentarse Saúl le pudo ver y reconocer que era él, porque el Señor le indicó
de quien se trataba, mientras tanto Saúl no le reconocía, pues se topó con él y
no pudo darse cuenta, y es aquí donde vemos que aunque iba a ser el rey de
Israel el Señor no le revela nada acerca de su encuentro con Samuel,
normalmente es del que bendice la revelación.
Saúl le
dice que es el vidente y que tenía que subir con él al lugar alto, comer con él
y hasta la el día siguiente le dejaría regresar, pero que en ese tiempo le
descubriría todo lo que había en su corazón. Las respuestas a sus inquietudes
serían contestadas, y nosotros si anduviéramos en obediencia sabríamos y
entenderíamos las cosas que nos inquietan. Porqué, ¿qué pasaría si en este
momento nos dieran respuestas a nuestras dudas e inquietudes? quedaríamos
quietos y tranquilos y no estaríamos preocupados ni tendríamos temor en nuestro
corazón. Le dieron la oportunidad a Saúl de preguntar todo lo que quisiera,
todo el futuro, y tendría paz en su corazón.
No te preocupes hay otro deseo que
satisfacer. Para que te concentres en el tiempo que pasaremos
juntos y no te distraigas, las asnas por las que salieron y que se perdieron
hace tres días ya se han hallado, pierde cuidado, no te preocupes más. Se lo
dicen a Saúl como un anexo en la conversación, como algo secundario y no como
la razón por que habían llegado allí.
Israel
necesita de ti, el Señor necesita de ti, a obedientes y entregados; a Saúl le
dice que es requerido porque necesitaba liberar a su pueblo de los filisteos,
dice el Señor. Había clamor del pueblo y el Señor respondía, esto hoy cuesta
entenderlo, el por qué el Señor escoge a otros para servirnos, y menos los
tratos para llevarlos a ese punto de aceptar el reto de liderar.
Algunos
cristianos pueden andar abatidos detrás de las burras, y no escuchar la voz del
criado, que hasta dinero tenía en su bolsillo para que podamos caminar y que
tengamos confianza, aunque el profeta aunque no llevaran nada siempre les
recibiría. Solo el cristiano obediente aunque no alcance a ver el destino, o
aunque le parezca infructuoso, tendrá oportunidad de ser escogido para ser
usado por Dios, el problema puede ser que muchos no queremos seguir las asnas.