lunes, 9 de enero de 2012

Nadie obliga a amar a Dios

Jua 5:39-47 39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida. 41 Gloria de los hombres no recibo. 42 Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. 44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

Mar 12:28-34 12 Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33 y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.

Amar a Dios es lo mejor que el ser humano puede hacer; quien ama al Señor será transformado a cada momento, sin embargo cuando el hombre no ama trata de hacer muchas cosas que den señal que está amando. El ser humano es puesto en una familia, con padres para amar y luego tener pareja y familia para facilitar que crezca en el amor en él.
Que los demás crean que amamos, es algo que mejora la imagen del hombre, e independientemente si se está o no en el Señor se hacen muchas cosas para aparentar que amamos a nuestra familia y también a Dios. Por ejemplo se quiere hacer creer que se ama a su esposa, aunque realmente solo se ame a sí mismo, este es el prójimo; cuando se trata de amar a Dios no se puede fingir sin consecuencias, pues se corre el peligro de volvernos religiosos.
Los mandamientos de Dios nos dice que debemos amarlo sobre todas las cosas, sin embargo no es obligación, ya que no es impuesto por Dios, sino que es una instrucción voluntaria. El mandamiento se honra por quien quiere mantener el pacto con Dios, sin embargo el que no quiere el pacto no le importa pues quiere beneficios pero no toma en serio el amarlo. El amar a Dios nos pone en el mejor camino, y ese amor que nos ha dado se refleja correspondiéndole con amor, pero materializado en lo que hacemos con nuestro prójimo, entendiéndose de aquellas personas cercanas, cuando jóvenes y niños: nuestros padres y hermanos; como adultos: la familia, nuestro cónyuge y los hijos principalmente.

Vida eterna es un beneficio que quiere el hombre. Por supuesto que cuando se escucha tanto hablar del fin de los tiempos, que nos aseguren vida eterna es un verdadero beneficio. El hombre no sabe cuándo será el fin y obviamente muchos tienen temor al fin, hay incertidumbre en aquellos que no están seguros de lo que sigue, otros se aferran en seguir la ley al pie de la letra y creer que eso les dará salvación, aun sin amar al Señor.

La vida se termina para muchas personas y no conocen al Señor para llegar a amarlo, otros se están yendo a la religión, para que alguien les asegure que no tendrán pérdida. Por otro lado la sociedad y el sistema no promueve el amor a Dios porque lo vende como religión, y que no adquiramos compromisos de amar y con esto el arraigo a Dios que nos bendecirá.

El que no ama a Dios corre peligro de recibir al equivocado. Cuando no se ama nos podemos zafar o quitar de responsabilidades, esto es lo que se puede observar en una sociedad donde las mujeres que aman a sus hijos son quienes se hacen cargo, cuando hay separación en el hogar, porque el amor les lleva por lo general a un mayor compromiso y sacrificio.
Lo más peligroso es recibir a cualquier otro que no viene de Dios sino en su propio nombre, pero el que ama a Dios estamos en mejores condiciones de reconocer lo falso, pero cuando no se ama se tiene mayores posibilidades de ser engañados y sustituir el amor.

Alguien puede decir que vive en la ley de Dios, pero en realidad se puede estar viviendo en un legalismo, y existen corrientes que piensan que son más puros en la religión por seguir al pie de la letra la ley, aunque no sepan a quien siguen y que no aman a Dios. ¿Cómo detectarlo?, es simple pues si no tenemos compromisos de amor con el prójimo, entonces estamos lejos.

Otra señal puede es que cree que al no amar se tiene libertad, por no tener ningún compromiso y que nadie lo detiene, esto en parte por creer que cuando se ama nos detienen y no habrá forma de caminar bien. Pero es todo lo contrario, porque el que ama a Dios buscará agradarle y recibirá del Señor guianza, felicidad y le llevará a mayor paz en su corazón.
Quien no ama a Dios se termina amando a sí mismo y esto le hará presa de buscar la gloria humana y no la de Dios. Quien no puede amar a Dios se llena de ego que crecerá alimentado de por la gloria humana, la cual no perdura, es pasajera, porque depende de elementos externos, y no se quiere glorificar a Dios. Se glorifica y honra a Dios solo si le amamos, es como lo que hace el que ama a su esposa, que puede honrarla y no desnudarla. El Señor cubrió la desnudez de Adán y Eva a pesar que pecaron contra él.

El Señor no acusa al hombre que no ama a Dios. Esta es una revelación grande en el sentido que el Señor no busca hacernos quedar mal ante el padre, sino que quiere que lo hagamos voluntariamente y que tengamos vida. Así como nadie puede obligar a que otra persona a que le ame, también el Señor nunca ha obligado a nadie a corresponder a su amor.
El Señor entonces no viene a acusar ni a juzgar, como muchos pueden hacer cuando no son amados, por ejemplo puede existir mucha queja y puede acusar a su cónyuge por no ser amados. Al contrario el Señor quiere que el hombre se salve creyendo en Él, pero para esto se debe de amar a Dios. El legalista se debería dar cuenta que quien lo acusa es Moisés a quien le dieron la ley, y según ésta, si alguien no ama de corazón a Dios, no está cumpliendo la ley, algo que se puede pasar por alto y enfocarse en las demás cosas que vienen después de amar, porque no se podrán cumplir si no hay amor.

El Señor mismo actualizó al nuevo pacto para decir que el amor tiene que llegar al prójimo, y para que esto ocurra debemos amarlos como a nosotros mismos. Creer que somos puros en seguir a Dios a través de la ley nos haría automáticamente escuchar al Señor Jesús y a al Espíritu Santo a través de las escrituras.