Textos:
Luc 2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una
multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: Luc 2:14 ¡Gloria
a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Luc 2:15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de
ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta
Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Rom 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Rom 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Sal 69:13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de
tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad
de tu salvación, escúchame.
Flp 2:12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis
obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, Flp 2:13
porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,
por su buena voluntad.
Cuando el
hombre se siente con problemas que no puede resolver tenemos la tendencia a buscar
fuera de él, porque la otra alternativa es que si se busca al Señor se tiene la
tendencia a pensar en cómo está la relación con Dios, porque nadie se puede
acercar como aquel que ha estado alejado y dice: aquí vengo me he alejado
varios años y dejé mis responsabilidades, pero sigamos donde estábamos. ¿Existirá
buena voluntad para seguir?
El hijo
pródigo regresa a su padre pensando encontrarse a un padre sin misericordia, por
eso llevaba en mente no tener más los derechos de hijo, sino de jornalero, de
alguien que es visto como ajeno y no pariente. Aun para esto era necesario que
su padre fuera propicio, que tuviera buena voluntad para con él.
El Señor
es propicio al hombre cuando es favorable e inclinado a hacer el bien. Muestra
su buena voluntad al hombre desde siempre, pues ha actuado para beneficio
nuestro. Nuestro Señor Jesús es el mejor regalo para que el hombre encuentre
esa buena voluntad Luc_2:13-14, es decir
que fue dado por la buena voluntad de Dios hacia el hombre, eso era lo que
decían los ángeles.
Comprobar cuál es su buena voluntad. En Rom_12:2 hablando
el apóstol Pablo de los deberes cristianos nos motiva a no conformarnos a este
siglo, o al mundo actual en el que vivimos y a sus propuestas de modelos que
impulsa, porque antes debemos dejar transformarnos por la acción de la palabra
de Dios y del poder del Espíritu Santo en nuestras vidas y para esto tiene que
pasar por nuestro entendimiento o intelecto.
La
diferencia en el avance espiritual está en la renovación de nuestro
entendimiento, pues no somos robots espirituales, sino que nuestra alma tiene
que estar de acuerdo con lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, es por eso
que tiene que pasar por nuestro intelecto pues ahí comienzan los cambios que se
volverán palpables en el hombre.
En el
modernismo y demandas que ocupan nuestros horarios diarios, tenemos que hacer
el esfuerzo de comprobar o un simple distinguir en nuestros intelectos las
cosas correctas o buena voluntad de Dios, pues éste nos puede engañar y hacernos
pensar que las cosas buenas son complejas e inalcanzables, y nuestra mente tiende
a confundirse. Por esto comprobar es aprender a distinguir la obra de Dios en
nuestras vidas.
La buena
voluntad de Dios puede ser distinguida y aceptada por nuestra alma al creer que
es la mejor, la buena, la agradable, la completa y la que nos hará madurar y
avanzar por donde nos conviene según el plan de Dios, y no por donde nosotros
queremos.
La buena
voluntad puede ser considerada también como lo describe David como un tiempo en
el que el Señor nos responde cuando se está en angustia, ese tiempo depende de
un agrado que el hombre considera que el Señor hacia él, y que tiene que
existir para que le ayude; esto no es más que estar dispuesto a esperar Sal_69:13. Vivir en
el tiempo del Señor y no en nuestros deseos o como respuestas a nuestras
necesidades es parte de la renovación de nuestro entendimiento.
David
pedía, ruega en oración su accionar en su angustia pero sabía que no era una
exigencia, ni la oración era una fórmula mágica, o como el frotar la lámpara
para que me respondan inmediatamente, sino que está del otro lado el Señor y su
respuesta dependerá de su deseo, de su voluntad.
Su buena voluntad es el que hace cambios
en el hombre. Flp_2:13 Cuántas
cosas no cambian en nuestra vida a pesar de que sabemos que no son correctas, que
no deberían estar en nosotros a la madurez espiritual que creemos tener, pero
la verdad es que siguen en nosotros, y lo peor es que no sabemos cómo hacer los
cambios, aunque sabemos que es parte de su buena voluntad para con nosotros. El
apóstol habla de ocuparnos en nuestra salvación como un quehacer diario con
mucho respeto, con mucho cuidado por lo que está en juego, y si le pedimos al
Señor en esto podemos distinguir su buena voluntad.
El Señor
es el que activa, el que produce, el que operar, quien puede hacer que seamos
eficientes. Dos beneficios grandes:
El primero
es el querer o es decir que nuestra voluntad sea igual a la voluntad de Dios; esta
es la mejor coincidencia que el hombre puede tener, desear lo mismo que el
Señor desea. Todos sabemos que esto solo no llega al punto de resolver nuestras
vidas, pues el convencimiento o el querer no hacen los cambios, pues esto no
consolida nuestras vidas espirituales. Este es un problema pues como cristianos
podemos estar muy convencidos de muchas cosas en nuestras vidas, pero nos si
nos conformamos nos quedaremos hasta ahí, sin frutos.
El segundo
viene cuando el Señor nos ha ayudado con el querer, entonces viene la
activación para que venga el hacer, pues es importante llegar a alcanzar la
acción para que se cierre el círculo de bendición, y desde ahí se puede decir
que podemos volver a repetirlo pues ya tenemos la buena experiencia.