Gén
31:38 Estos veinte años he estado contigo; tus
ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
Gén
31:39 Nunca
te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día
como de noche, a mí me lo cobrabas.
Gén
31:40 De
día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
Gén
31:41 Así
he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y
seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
Gén 31:42 Si el
Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de
cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el
trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.
Éxo 23:14 Tres
veces en el año me celebraréis fiesta. Éxo 23:15 La fiesta de los panes sin levadura
guardarás.(H) Siete días comerás los
panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en
él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos
vacías.
Éxo
23:16
También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores,(I) que hubieres sembrado en el campo, y la
fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de
tus labores del campo.(J)
Éxo
23:17 Tres
veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.
Éxo
23:18 No
ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima
quedará de la noche hasta la mañana.
Éxo 23:19 Las
primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu
Dios.(K) No guisarás el cabrito en la
leche de su madre.
Deu
15:12 Si se
vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al
séptimo le despedirás libre. Deu 15:13 Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás
con las manos vacías.
Éxo
3:21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de
los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías; Éxo 3:22 sino
que pedirá cada mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de
oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y
despojaréis a Egipto.
Las manos vacías en estos tiempos
de crisis económicas en muchos países del mundo, pareciera que es lo normal en
la vida de muchas familias que sucumben por las limitaciones económicas, pareciendo
que es lo que el Señor ha destinado para nosotros y muchas veces se puede
renunciar a las promesas de Dios. Pero, ¿cuál
es el deseo de Dios en el hombre? Seguramente no las manos vacías es algo
extremo, pero el hombre en la antigüedad tenía no podía presentarse al Señor de
esta manera, sino que algo tenía que presentar. Entonces es algo relativo
porque el que ofrendaba lo hacía de acuerdo a su capacidad y de cómo había sido
prosperado materialmente.
Estos
tiempos son de quejas entre unos a otros, entre los sectores de la sociedad, o
más común contra los gobiernos; y no se puede pasar por alto que las personas
que pueden soportar las crisis no son los que tienen más recursos, sino
aquellos que habiendo perdido materialmente se puede reflexionar y evaluar cómo
hemos vivido, y estar dispuestos a cambiar y obedecer a Dios, creyendo que él
puede suplir en cualquier situación.
Con la
situación complicada para muchos cristianos pareciera que se le puede decir al
Señor que nos podemos presentar con las manos vacías delante de Él, y que por
supuesto lo entiende, y que estamos exentos de participar en la obra material
que significa mantener la obra de Dios. Desgraciadamente algunos podemos
sacrificar lo espiritual por lo material, como si fuera lo primero por
sacrificar. Pero el Señor quiere que conozcamos en el tiempo de la Ley qué
significaba presentarse con las manos vacías, y cuál era el mandato en este
tema, porque crisis siempre han existido.
Nadie se presentará con las manos vacías. Este era parte de la ley, presentarse a las
tres fiestas que eran solemnes, es decir aquellas a las que tenían compromiso de
asistir. Nadie podía excusarse para no asistir, y no solo eso, sino que también
no podían presentarse con las manos vacías, sino que tenían que traer algo para
compartir, no era diezmo, sino algo voluntario. Exodo_23:15-19.
Las manos
no vacías era cumplir aspectos claves en estas fiestas, para la de los panes
sin levadura o la pascua, el pan que se presentase tenía que ser sin levadura,
y esto significaba todo lo limpio, sin levadura que simboliza el pecado, por
tanto algo legal. Esto era la forma de llevar al Señor, lo contrario era
presentar con levadura incumpliendo la ley, y era peor que presentarse con las
manos vacías. Así salieron de Egipto sin levadura, esto por la prisa de salir
evadiendo la muerte de sus primogénitos que fue dada por el Señor por la
cobertura a la muerte del cordero que se sacrificó. La aflicción ayuda a dejar
a un lado la levadura, esta es la forma en que tenemos que presentarnos.
La fiesta
de los primeros frutos o primicias (fiesta de las semanas o pentecostés), que
definían el inicio de la cosecha, se tenían que presentar con frutos de la
tierra, lo que implicaba que no importaba si la cosecha sería abundante o
limitada. Alguno podía estar tentado a decir que su cosecha no sería buena, pero
eso no los eximía de llevar su primicia, se llevaba conforme a cómo había sido
bendecido, porque el Señor puede cambiar por nuestra obediencia lo demás de la
cosecha que estaba por venir. Las primicias es cuestión de fe, y por
insignificante que sea no podemos dejar de dar, pues aunque poco, es un
privilegio.
La tercera
fiesta era de la cosecha, cuando terminaba (también conocida de los
tabernáculos), donde podían ver el resultado de su esfuerzo de haber trabajado
durante esa temporada, lo que presentaban era variado, animales para
sacrificio, así como frutos de la tierra, de igual manera no importaba si era
poco o mucho lo que se presentaba pero participar dando es un verdadero
privilegio. En estas fiestas se prohibía presentar la sangre del sacrificio con
pan leudo, tampoco se podía guisar el cabrito con la leche de su madre, esto se
consideraba crueldad pues la leche era para alimentar la cría y no para
cocinarlo.
En situaciones adversas él llena las
manos. El Señor quiere que su pueblo tenga disposición de
ofrendar y de dar, pero él es quien primero lo hace con nosotros para que nadie
llegue a pensar que lo damos por autosuficiencia, sino porque nos llenó las
manos primero.
Cuando el
pueblo salió de Egipto el Señor quiso que salieran con sus manos vacías, y por
esta razón el esclavo israelita su hermano al séptimo año lo tenía que liberar,
y no lo podía mandar con las manos vacías (Deu_15:13), porque le había servido,
tenía que darle con liberalidad, cuanto más el Señor a nosotros, era un nuevo
comienzo, una oportunidad, por esto quien ha perdido por negligencia (haciéndose
esclavo), no crea que el Señor no le puede dar una nueva oportunidad. Es una
ley para que nosotros demos un nuevo comienzo a otros.
Cuando
salían de Egipto el pueblo de Israel pidieron joyas a los egipcios y por la
gracia que el Señor puso en ellos recibieron, y
no salieron con las manos vacías, sino que salieron con alhajas de oro y
plata y con vestidos (Exo_3:21-22). Esto demuestra que cuando parece imposible
que Dios nos llene las manos puede poner gracia para recibir lo imposible, de
la manera menos creíble.
La injusticia vencida por el temor a Dios. Cuando
se vacían las manos o nunca se han llenado pudiera caerse en la tentación de
llenarlas a como dé lugar, pero solo el temor a Dios puede detenernos. En un
mundo que cada día se corrompe más, y los valores se van relajando, estaremos
en algún momento en posibilidad o tentación de llenar nuestras manos, esta fue
una posibilidad que tuvo Jacob con Labán, pero después de la salida de su casa,
estando en tierra lejana quería ser diferente a lo que su nombre por naturaleza
significaba: que toma por el talón o suplantador.
Jacob le
sirvió a su suegro y lo hizo con rectitud a costa de tener sus manos vacías,
pero el Señor no lo permitió pues es el Justo, y aunque sean injustos con
nosotros no importa si logramos mantenernos viviendo en esa justicia. En
Gen_31:38-42 le dice a Labán que en 20 años había hecho correctamente su
trabajo y que aunque teniendo derecho nunca había comido un tan solo carnero,
ni tampoco le llevó lo arrebatado de las fieras sino que lo pagó, y aun lo
hurtado tanto de día como de noche se lo descontaba. La injusticia estaba casi
ganándole la batalla porque si nosotros renunciamos, interrumpimos lo que el
Señor está haciendo en nosotros, así como en Jacob tenía que experimentar la
injusticia y de esta manera amaría más la justicia, y esto es solo cuando
esperamos hasta que el Señor actúe por nosotros.
Aun los de
la misma sangre (Labán era también su tío), pudo ser injusto con Jacob, esto
quiere decir que de quien menos esperas puede haber injusticia, y no somos
nosotros los que los cambiaremos sino hasta que Dios les hable. El Señor sacó a
Jacob como debía pues le dio rebaño pariendo los animales crías de colores
(según un trato de pago de salario de Labán), y esto era muestra del llenado de
sus manos por Dios, ahora el problema era si lo dejarían salir sin ser
despojado, y por esto intervino el Señor hablándole a Labán. Solo caminando
justicia y el temor de Dios puede hacer la obra en nosotros.
Al
terminar de llenarnos las manos también nos permitirá la salida sin pérdidas,
pues se ha sido valiente de vivir en justicia y la obra en nuestra alma ha
terminado por de pronto, la prueba pasa y aun sin merecerlo llenará nuestras
manos vacías para que podamos participar presentándonos a él para dar y
bendecir a otros.