viernes, 23 de noviembre de 2012

Y no os disminuyáis


Jer 29:1   Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia  Jer 29:2  (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén), Jer 29:3  por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía:
Jer 29:4  Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:
Jer 29:5  Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Jer 29:6  Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
Jer 29:7  Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.
Jer 29:8  Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.
Jer 29:9  Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová.
Jer 29:10  Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.
Jer 29:11  Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jer 29:12  Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; Jer 29:13  y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jer 29:14  Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Una de las dificultades más grandes del ser humano es que se ve afectado por las condiciones externas que vive, las situaciones externas van a tratar de hacernos equivocarnos, así fue con los que habían sido llevados en cautividad, pues lo que estaban viviendo los podía paralizar pensando que todo volvería a la normalidad hasta que regresaran a su tierra, esto podía hacerlos llevar a depresión y paralización, pues cuánta gente se paraliza con las situación se, pero, ¿Qué les hubiéramos escrito nosotros a los esos desterrados, y cuáles serían las palabras apropiadas para alguien que no tiene libertad? Esto es algo complejo, pues cuando alguien está enfermo le decimos que tenga paciencia que va a sanar y oramos, pero qué decirle a alguien que está preso y sabemos que ha sido condenado o como se le dice a este pueblo: estarán 70 años cautivos.

¿A quiénes dirigirías esa carta y por qué? Realmente el profeta de Dios Jeremías sabía que tenía que escribirle a todo el pueblo pero para que tuviera efecto la carta tenía que ser dirigida a los que podían influir a los demás. Por esta razón algunas palabras son cabales y completas a los padres o a los que tienen la autoridad en el hogar. La carta se dirigió a los ancianos y a los sacerdotes y a los profetas, con el objetivo que por diferentes frentes: de sabiduría, por el acceso al Señor, y por el aval de aquellos que hablan a su pueblo, se dejara claridad de lo que el Señor haría. Aceptar la palabra era importante, reconocer 70 años en ese lugar invitara a bajar los brazos y pensar inmediatamente no será en mi generación.

Nuestras condiciones actuales. En la vida actual algunas libertades no son o no se disfrutan, pero es necesario superar las situaciones para que podamos obtener felicidad en la vida aunque no sea de plena libertad. Algunos cristianos pueden no estar gozando de libertad externa, pues quizá se tenga presa la libertad económica, o la libertad robada por el pecado, que no deja vivir como el Señor quiere.

¿Cuáles son las situaciones que vivimos que se pueden comparar a estar en cautividad, sin libertad, o cuales cosas nos hacen sentir que hemos perdido la libertad que un día el Señor nos dio? No nos debemos detener por nada debemos vivir y hacer como si no va pasar nada. Esto no es que nos conformarnos con la situación, sino el secreto está en no dejar de hacer las cosas que el Señor quiere que hagamos. Imaginarnos en tiempo de esclavitud en Israel podía estar un esclavo que amara a otra esclava y sabiendo que dentro de un tiempo prudencial quedaría libre por amor une su vida sabiendo que su hijo nacería esclavo. Esto parece falta de consideración, pero algo parecido era lo que le estaba diciendo el profeta no pueden dejar que su situación les robe la vida.

Si nos ponemos a pensar en los cautivos algunos no podían pensar que era lógico ponerse a construir una casa, o plantar un huerto, o creer que podían casarse y tener familia, porque en sus pensamientos solo podían creer esto en condiciones perfectas. Eso era que la vida solo existiría si regresaban a su tierra, pero el Señor quería que siguiera la vida, que edificaran aunque supieran que estaban haciéndolo en tierra ajena, que cultivaran también sabiendo que podían dejar la inversión a medio aprovechar, que luego se casaran y tuvieran hijos e hijos y que se hicieran abuelos y bisabuelos. El ciclo de la vida debe de seguir aunque no tuvieran libertad.

Algunos no aceptamos las cosas a medias, y pensamos en la felicidad al estilo de cuento de hadas, y si las cosas no están completas y en su punto, no las podemos disfrutar; el afán de querer resolver todas las cosas. Los cautivos podían pensar que eso lo debían disfrutar solo si regresaban a su tierra. Hoy algunos padres no pueden disfrutar lo que Dios les da por dejarse quitar esa bendición porque sus hijos se lo quitan pero esa es la batalla que hay que ganar.

Es difícil bendecir aquello que sabemos nos quita la libertad, pero el Señor nos dice que debemos procurar y rogar por la paz de donde vivimos aunque la situación no sea lo mejor en cuanto a libertad, porque eso nos devolverá paz: en su paz tendréis vosotros paz. Esto es lo que debemos hacer aunque parezca contradictorio como a Israel pedir paz donde les tenían cautivos.

Con todo no nos debemos disminuir, nuestros pensamientos no se deben disminuir, nuestros sueños no se deben disminuir. Es una bendición que los padres no les quitemos los sueños a nuestros niños y jóvenes.

Mi plan está diseñado si cumplimos el: "no os disminuyáis". Esta es una realidad que nos cuesta entender, que aunque se esté sin libertades que al final a aquellos y a nosotros también nos ayuda a encarrilarnos, el Señor nos quiere bendecir para que alcancemos paz (plenitud y prosperidad), un futuro, un porvenir.

Nos cuesta entender que aunque no se vea nada en el corto plazo existen planes que se van a cumplir en tu vida, el Señor quiere que veamos más allá, que no nos condicionemos a lo presente, porque la fe sobrepasa toda barrera y principalmente la de la vista. El porvenir y futuro estaba establecido para ellos y aunque lo vieran lejano en tiempo cronológico, pero ese tiempo se acortaría si obedecían.

El plan de Dios o sus pensamientos son de paz, y dice porque yo se, como afirmando que aunque pasen otras cosas el plan está trazado. La paz ofrecida es un estado de prosperidad y plenitud donde la ansiedad no tiene cabida, y también donde el Señor quiere darnos un porvenir, donde se pueda recibir la bendición no importando donde se esté porque sabemos que al final tendremos nuestro lugar para siempre y sabremos que allí recibiremos todas las cosas sin imperfección, sin cautividad.

El cumplimiento llegará por la capacidad de invocar y orar. El Señor pone fin a el tiempo que el pueblo estaría en cautividad y les dice 70 años por lo que no se detengan en hacer lo que les toque hacer, lo que quería el Señor era que supieran que había un tope de tiempo que había establecido.

Al pueblo se le pasó por alto ese tiempo, aunque el plan era que sabiendo el tiempo establecido se pidiera, se clamara, se orara en todo tiempo más por la hacer las cosas bien aunque no llegara todavía el tiempo, por el riesgo de olvidarse del Señor. Cuando el tiempo llegó habló a sus siervos para inquietarlos y que pudieran tener la capacidad de invocar al Señor y orar a él. Lo mismo sucede con nosotros que se nos olvida y nos acomodamos a vivir con los afanes cotidianos. Para inquietarles lo hizo a través de su palabra y algunos los tuvo que entristecer como a Nehemías para que pidieran, para que oraran e invocaran el nombre de su Dios.

La búsqueda debe ser de todo corazón para que la oración tenga impacto en el corazón de Dios, esta es la forma de hallar, entonces vendrá la respuesta de Dios en todo lo que ha planeado para nosotros. Pidamos al Señor que no nos disminuyamos, que no mengüemos, que no se reduzca nuestros sueños, ni nuestra fe, el Señor viene pronto.