jueves, 9 de agosto de 2012

Lo que descalifica a la batalla


Deuteronomio 20:1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, 3 y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; 4 porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.
6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute.
7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome.
8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. (RV1960)

Los tiempos actuales son apremiantes, y las batallas o enfrentamientos son cada vez de mayor dimensión, al menos cuando estamos conscientes y no dormidos de lo que pasa alrededor nuestro, pues podemos estar en condiciones cómodas que no nos permitan ver la gravedad y las guerras que tendríamos que salir a enfrentar.      

Las situaciones demandan que estemos dispuestos a pesar que los problemas y las guerras sean contra enemigos que son más grandes que nosotros o que tengan mayores recursos para la batalla. Esta es una realidad espiritual clara donde el enemigo tiene superioridad, y a pesar de eso el Señor nos manda a no tener temor porque él es poderoso para protegernos.

A pesar de la promesa de Dios se tiene algunos obstáculos que son personales, cosas normales en nuestra vida que toda mujer u hombre alguna vez enfrenta, estas nos descalifican para ser útiles en la batalla, pues influyen en nuestras capacidades para enfrentar la guerra al distraernos, y ponernos en peligro. De lo que podemos estar claros es que en la antigüedad, todo varón con edad tenía la obligación de salir a la guerra. Hoy día pensar que no tenemos que salir a la batalla sería irresponsable, “enfrentar” no equivale a capacidad, sino a responsabilidad espiritual, pues sabemos que no importan las capacidades o recursos porque el Señor es quien pelea por nosotros; hay enfrentar y disponerse es lo que cuenta aunque nos sintamos pequeños espiritualmente.

Analizando detenidamente los obstáculos tenían que ver con lo que está pendiente en nuestro corazón de lo que esperamos en la vida, estas expectativas nos desvían y nos vuelven incapaces de enfrentar algo tan importante como la batalla, pues en la antigüedad no se podía nadie extraer porque su no colaboración podía significar su propia destrucción. Ser eximidos de pelear solo podía ser por las tres causas señaladas en este pasaje, aunque existía otra causa de poco honor que eran aquellos que el temor los superaba y que les llama: medrosos o pusilánimes.

Esta no era una invitación a una fiesta como en Luc_14:18-20 donde se disculpaban por no poder asistir al no querer hacerlo, sino que aquí por el contrario eran descalificados porque su alma no estaría lista para la batalla. Esto es lo mismo que en lo espiritual donde queremos primero se cumplan en nuestra vida ciertas aspiraciones antes de enfrentar los problemas decisivos.

El sacerdote se debía adelantar a hablarle al pueblo guerrero, era el llamado a animar, esto nos habla del trabajo ministerial que está siempre martillando al pueblo a tener valentía de enfrentar y no ceder a otras presiones modernas que tratan de quitarse y buscar soluciones fáciles sin complicación. Además les hablaba para que no existiera desaliento, porque a veces no es temor a enfrentar sino que el temor es a la reincidencia, repitiendo lo mismo sin poder superarlas, y pensar que estamos luchando por gusto; esto de verdad puede desalentar, y causar desgaste.

Los oficiales hablan también para preguntar acerca de las cosas que descalifica al hombre y  que muchos creemos que manejamos bien, y sin saberlo nos podemos exponer y en lugar de completarlas nos vamos a la guerra y nuestra mente está en otro lado. El sacerdote animaba pero el oficial miraba para que quienes fueran no murieran en la batalla y esto implicaba lo que podía hacer morir por distracción interna y los que no solo eso sino que podía meter desánimo a los demás. Los oficiales no miraban si tenían pies planos, sino que trataba que estuvieran enfocados y esto lo conseguía preguntando por las causas de distracción, lo que los eximía de ir a la batalla, estas eran:

La ansiedad por estrenar algo. Esto es algo que quiere comenzar y si no lo hacemos no nos sentiremos a gusto. La mente o mejor dicho nuestra alma se enfoca en cosas que sentimos que son importantes aunque lo sean temporalmente pues no sabemos que esa ansiedad por estrenar casa (según el verso 5), no durará, es pasajera. La sensación de comenzar algo nuevo aunque sean cosas terrenales siempre ocasionará alguna distracción que puede costarnos la vida y por esto eran eximidos.

La necesidad de estrenar en este caso, era porque se había dejado pendiente algo por lo que ya se había esforzado, así muchas cosas pueden estar listas y salir a la guerra era inoportuno; Se podría decir: bueno hoy que estaba por estrenar algo tan importante como una casa me llaman, y entonces renunciamos a no estrenar por ir a la batalla pero en nuestra mente no lo hacemos. Nuestra atención estará en estrenar y no en otra cosa, y el oficial miraba como una tragedia que no la estrenara y que al final lo hiciera otro, la debilidad que puede llevar a la guerra es de ansiedad de estrenar después de construir la casa, el oficial y los líderes miraban importante que estrenara por lo que significaba una casa en Israel, pero lo principal era su vida por el riesgo que muriera por la distracción. Hoy día existe mucha ansiedad por las cosas materiales que distraen al cristiano.

El Señor quiere que estrenemos lo que hemos terminado, Él no está para molestarnos, ni se alegra tratando de meternos en batallas para quitarnos la oportunidad de disfrutarlo. Esto se vuelve importante cuando lo podemos entender, pues quien ya pasó por ahí puede entender lo que representan las cosas importantes en la vida, aun los ministro tenemos que pasar por esto. La iglesia actual tenemos un compromiso de adaptarnos a muchas de estas situaciones para que los cristianos tengan la oportunidad de servirle al Señor, por supuesto cuando hemos sido llamados.

Disfrutar lo que se ha sembrado. La viña representa esfuerzo que se ha hecho de manera continua, de manera disciplinada, con conocimiento, y con esperanza de que en el tiempo oportuno tengamos los resultados esperados. Este no es el disfrute de ganga, sin esfuerzo o de comodidad que muchos pensamos que es la mejor bendición, sino lo que llegaba como esperado después de un tiempo de trabajo, y que ha representado sacrificio.

Iniciar a disfrutar es algo que nos mantiene con fuerzas para continuar en el esfuerzo de la viña y esto representa en las cosas de la vida en las que nos empeñamos por comenzar a disfrutar. El joven puede pensar que necesita llegar al tiempo en que disfrute de sus frutos del esfuerzo de sus estudios, o de proyectos materiales en los que se esforzado por terminar para comenzar a disfrutar.

El problema en la guerra podía ser mental al tener expectativas que asumen una lógica para nosotros como el cosechar lo que se ha sembrado. Esta lógica mata al cristiano cuando las cosas no se dan en la forma u orden lógico. Esta es la razón por la que a muchos se nos permite licencia para no ir a la batalla mientras se disfruta lo sembrado. Como cristianos no estamos listos si nuestra prioridad es disfrutar, aunque es solo cuestión de tiempos, porque quiere el Señor que se tenga el tiempo para disfrutar y saborear éxitos, sin embargo vienen tiempo donde nos tenemos que alistar para la guerra. La licencia no es para siempre y el oficial sabía que se podía perder esta batalla pero en la otra estaría con todas sus capacidades.

Tener un compromiso con ilusión. El comprometerse para casarse sin duda es el evento más determinante para el hombre, es lo más grande, es el contrato más delicado y el que dudará toda la vida. Esto ponía del otro lado a la novia, que sin duda tenía el mismo deseo de unirse, nadie podía quitar esa ilusión. Este compromiso acrecienta la ilusión en las partes, y quien nunca se ha ilusionado en la vida quizá no ha vivido, pues nuestra alma nos permitirá que nos enamoremos y que sintamos que no podemos vivir si aquella otra persona. En la guerra estaría expuesto por la debilidad emocional, esto al igual a las anteriores nos metería en un gran peligro y estaríamos vulnerables.

Para los oficiales se tenía que cumplir el compromiso y por eso era exonerado, esto es lo que el Señor quiere, que cumplamos y que no se corra el riesgo en nuestra mente que nos deprimamos pensando que no regresaremos o aun peor que muramos. Se les permitía volverse y tomar aquella mujer para que no fuera otro quien la tome (esto era considerado tragedia), es decir el Señor quiere que cumplamos el compromiso y que se cumpla la ilusión.

Cuando se superaba lo que descalifica. Este es el objetivo, el Señor quiere que se superen las cosas que nos descalifican y que él venga a ser el primero en nuestras vidas, que podamos ser completos para él, para poder ir a la batalla, esto es que estemos con todas nuestras capacidades para no caer a causa de nuestra distracción de nuestra alma. Aunque nos dispongamos si tenemos estas cosas pendientes nos pueden descalificar. Si somos oficiales y tendremos que entender que es mejor dar licencia a que alguien muera por querer ser duro y legalista.

Es necesario superar la distracción en nuestra mente de lo que se piensa y razona que necesitamos comenzar y disfrutar, o de nuestros sentimientos que nos mueven a unirnos y que nos ilusionan. Las distracciones del hombre en la guerra cuestan la vida, y hablando de lo espiritual lo que nos puede hacer fracasar es la atención en otras cosas cuando no nos permiten ir a terminarlas.

Llegará un momento en que todo esto se supere, esperamos que sea porque llegó el tiempo y porque cuando nos mandaron de regreso y nos descalificaron  a la batalla, nos volvamos y hagamos lo que nos mandaron a hacer para que lo podamos superar, y que luego estemos dispuestos para hacer frente a las batallas que el Señor nos mande, porque él nos hará vencedores pero tenemos que enfrentar y disponernos. 

También existen aunque en menor número los que no esperan a que se cumpla en ellos estas cosas y que siempre están dispuestos, personas especiales como Pablo que recomendaba no casarse para quien pudiera hacerlo, pero si nuestra situación no es esa tenemos que entender que debe ser temporal. Lo importante es que el Señor nos supere y nos dispongamos, porque también existen otros que nunca se sentirán saciados y siempre tendrán casas que estrenar, viñas que disfrutar y compromisos que les ilusionen y nunca querrán disponerse a la batalla, pues nunca resuelven su vida como si el Señor no quisiera que se alcance.

Reflexiones

1.                  El sacerdote debe animar para que se disponga todo el pueblo, aunque haya algunos que se serán descalificados por el oficial y otros a ellos mismos por medrosos.
2.                 Estrenar no es un deseo que el Señor rechace nos puede conceder esperar hasta que pase ese deseo, pero cuando estemos listos debemos estar dispuestos a alistarnos a la batalla.
3.                 Disfrutar lo que se siembra es algo normal pero que esta lógica del disfrute no nos desanime, cuando pensemos que tenemos que enfrentar la batalla sino que esperemos a ser eximidos, ese tiempo para disfrutar es importante pero pasajero.
4.                 El compromiso con la ilusión tiene que ser real y validado por el Señor, pues de lo contrario, para no caer en un ciclo de desilusión. Lo que nos ilusiona y viene con compromiso es lo que vale y no lo que el mundo vende: disfrute sin compromiso.
5.                 El Señor quiere que sean superadas las cosas que nos descalifican, y él hará que se cumplan, para que volvamos con la capacidad de enfocarnos en la batalla que él quiere. Es parte de su plan que se sacien estas necesidades de la vida lo antes posible, aunque no quiere que sean la prioridad en nuestra vida, por esta razón era una ley en Israel, para que nadie le robara la ilusión, la necesidad de estrenar ni de disfrutar la viña, pues siempre ha existido personas que nos quieren robar para que nos sintamos infelices y quejándonos de Dios.