martes, 31 de diciembre de 2013

EL REPOSO DE DIOS



Texto: Heb_4:1-11
1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. 8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Sin duda que la capacidad del hombre de aceptar el reposo del Señor es una señal de madurez y de sometimiento a Dios; es lo que hace la diferencia entre aquel que habiendo recibido a Dios puede servir y el que no puede servirle, es casi por así decirlo otra forma de distinguir entre la iglesia y el reino. El reposo que parece ser algo opcional en realidad es algo que ha estado siempre en el corazón de Dios y que él mismo nos da ejemplo a seguir. Entonces podemos distinguir el reposo de Dios en la eternidad (en la figura del séptimo día de la creación); también el reposo del Señor ofrecido a Israel como nación representado en la tierra prometida durante la ley: como tiempo: en el sábado, y de lugar: la Canaán terrenal; ahora en tiempo de la gracia: el reposo a través de Cristo Jesús que lo es todo tiempo, espacio: eternidad. A continuación vamos a hablar de estos tres que es en realidad un solo reposo.

EL REPOSO CELESTIAL
Para comenzar es necesario decir que “reposo” es una palabra que de alguna manera da a entender una falta de actividad o el quedarse ocioso o en descanso, pero en realidad es una condición donde se cesa de hacer lo que veníamos haciendo y se descansa de esa labor. Entonces ese reposo es hacer algo diferente como puede ser: esparcir, colonizar, establecerse.
El Señor dentro de sus planes ha querido dar reposo al hombre, y lo ha establecido también para él mismo, pues descansó de su obra el séptimo día, y ese día fue bendecido y santificado. El reposo entonces es algo que el Señor quiere dar al hombre, estuvo en la mente y el corazón de Dios (para recibir bendición y ser santificado Gen 2:1-3), para hacer entrar a todo hombre que sea obediente. El séptimo día es un reposo eterno en su reino porque es totalmente de Dios, y quiere hacer participar al hombre de dicho privilegio.
La obra fue grande pues hizo toda la tierra y los cielos y las plantas y animales y también al hombre, pero al terminar el sexto día su obra fue completa en el orden de Dios (Génesis 2:2); el detalle es que para que el hombre participe de ese reposo con él debe ser obediente y aquí no toda criatura ha querido pasar del sexto al séptimo día por decirlo de otra manera entrar en el reposo de Dios. Este privilegio no es entonces de toda criatura sino solo de hijos, y ese séptimo día representa eternidad, las leyes de su reino actuando en nosotros no son aceptadas por todo aquellos que han reconocido a Jesús como salvador, y el vino para hacernos pasar del sexto al séptimo día, sin embargo existe una diferencia grande que se debe de aceptar: y es vivir en ese séptimo día o reposo estando todavía en el sexto día. Según la epístola a los Hebreos no es opcional entrar en el reposo de Dios, deberíamos espantarnos de solo pensar que no hemos entrado en ese reposo.

¿CÓMO SE ALCANZAR LA PROMESA?
El autor de los Hebreos quería dejar claro la importancia de entrar en el reposo de Dios, esto es dejar de hacer nuestras propias obras, las cuales son de la carne (no significa necesariamente pecado, sino todo esfuerzo humano), y con esto no dar la talla de las cosas que el Señor quiere, máxime en nuestra condición de hombres pecadores, siendo nosotros hombres imperfectos, por lo tanto eso no es suficiente para caminar espiritualmente, por tanto descansar de esas obras se vuelve una obligación.
Mientras más luchamos por alcanzar el descanso a nuestra manera y tratamos de arreglar con remiendos y aun con hojas de higuera, nunca lo lograremos, al contrario nos desgastaría, y es ahí donde aplica la oferta de la palabra del Señor que dice: venid a mí los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar (Mat_11:28). Quién no se desgasta aun estando en el Señor por no resistir la tentación de resolver muchos aspectos de nuestra vida, familia, matrimonio, hijos, sin llegar a buen término por no aceptar esa oferta.
La promesa de Dios es entrar en su reposo y el temor debe ser no haber entrado en él, o tener dudas, y el autor de hebreos nos dice el por qué no se entra, y dice que es: por solo escuchar la palabra pero sin ir acompañada de fe. Esto significa caer en una parálisis de conocimiento de la palabra de Dios pero sin tener poder en esa palabra, por no tener confianza en que el Señor obrará. La promesa de entrar es hoy (en la ley fue un tiempo específico para entrar a Canaán), en esta gracia es para que vivamos en el reposo del Señor, y que luego sigamos gozando del reposo de Dios al establecerse su reino en nuestros corazones, y luego en el reposo eterno que incluye el establecimiento de su reino en la tierra al final del tiempo.

LA TIERRA PROMETIDA: REPOSO A ISRAEL
Esta es la figura física de la entrada a su reposo en la tierra prometida, pues salieron de Egipto por la mano del Señor haciendo grandes portentos y maravillas pero no se imaginaron que para entrar a aquella tierra de Canaán necesitaban fe, y tuvieron que esperar a pasar toda una generación, porque no pudieron vencer su propia lucha interna con su carne sin reposo, aun Moisés no pudo entrar a causa del pueblo, pero Josué introdujo al pueblo como figura de Cristo. La tierra prometida no consistía en encontrar una tierra lista para ellos, no era un proyecto "llave en mano", sino que tenían que pelear, conquistar y colonizar, establecerse, esto era el reposo para ellos porque siempre sería mejor que los años de desierto, si dejáramos de tener conflictos con nosotros mismos, podríamos enfrentar gigantes, pero para muchos hoy los gigantes están dentro en su carne.
Esta figura no deja invalidado la promesa de dar reposo hoy, sin embargo el Sal_95:7-11 nos habla de cómo David advierte: si oímos hoy su voz no debemos endurecer el corazón, porque aquellos no dejaron de tener pleito y queja y no oyeron la palabra de Dios dada por Moisés en el desierto, por eso quedaron sin oportunidad de entrar, y solo Josué y Caleb obedecieron de esa generación. Con esa actitud que tuvieron muchos vieron la obra de Dios pero para mal, es decir al probar y tentar a Dios les permitió ver el juicio de Dios. Esto deja claro que las masas de israelitas (salvos por nacionalidad), no alcanzaron en su mayoría el reposo, pero hoy en la gracia el Señor ha dado su vida para que la promesa se haga realidad y seamos iglesia que alcance el reposo.
El pueblo de Israel divagó, vaciló, se desvió de su camino porque vagaba a su manera en su corazón (actuaban como ellos querían y no como les mandaba el Señor), tanto así que algunos pensaban más en Egipto que en la tierra prometida. Cuando no buscamos a los obedientes tenemos aún menos oportunidades, porque Josué y Caleb siguieron a Moisés pero a ellos no les siguieron otros de manera fiel. No puede haber visión de Dios en desobediencia como para darse cuenta que el reposo es una necesidad y obligación, es parte del plan de Dios y necesario para pertenecer.

EL REPOSO DE CRISTO
Este es el mejor regalo de parte de Dios, pues no depende de tiempo ni espacio pues no era como en la ley un reposo territorial ni temporal para descansar de las obras, sino del descanso que viene de dejar de luchar con nuestras propias fuerzas, y esto requiere fe pues no se alcanza de otra manera, pues esta fe es efectiva, ya que ya se tiene la promesa, entonces podemos creer con seguridad, desgraciadamente podemos haber creído al Señor y no creer en la promesa del descanso, porque a veces creemos que debemos seguir peleando batallas que no deberíamos continuar porque lo hacemos a nuestra manera.
Alguno puede pensar que pelear con sus fuerzas y a su manera es su destino, pero el Señor estableció en la ley (como figura en la gracia), un día para dejar a un lado las obras humanas y que se dedicaran a su reino, con enseñanza de su voluntad a través de su palabra, para que aprendieran a vivir en reposo, para que ese sábado (lo que recibían de su presencia), se extendiera a toda la semana. Hoy en la gracia alcanzada por la obra redentora de su hijo, espera el Padre que en Cristo dejemos las obras de la carne y entremos con él al reposo, echando fuera todo enemigo poderoso. Entonces no es un "que descanse en paz", con el que se conforman algunos, sino un: "que repose en Dios" es decir comenzando en este cuerpo (en el día sexto), continuando con el descanso en gloria.
El Señor reposa al ver que su pueblo descansa en él, y conoce quien reposa y quien no, y esto es claro que quien no lo ha alcanzado y ni siquiera tiene temor de no estar en reposo, no debería ser tenido en cuenta para su obra espiritual, pues requiere que estemos en reposo para que nos pueda usar, aunque sus obras fueron acabadas desde la fundación del mundo destinadas para nosotros, es necesario que lleguemos a su reposo final, su séptimo día o su reposo en Cristo, el reposo de Dios.

jueves, 26 de diciembre de 2013

¿ANDARÁN DOS JUNTOS?



Texto: Amós_3:1-8
3:1  Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: 2  A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.
3  ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? 4  ¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no apresare? 5  ¿Caerá el ave en lazo sobre la tierra, sin haber cazador? ¿Se levantará el lazo de la tierra, si no ha atrapado algo? 6  ¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?
7  Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 8  Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?

El andar o caminar en compañía es algo que hombre hace desde que nace pues no podemos valernos por nosotros mismos y toca andar con nuestros padres o con quien nos haya sido asignado iniciar la vida, posteriormente después de madurar y prepararnos se tiene que tomar decisión con quién queremos caminar en matrimonio durante toda la vida en esta tierra.
Sin duda la mayor decisión de andar juntos no es tanto la referente a las personas sino el andar con el Señor. Si somos niños y nuestros padres caminan con el Señor debe ser más fácil seguir los mismos pasos, y cuando se tiene conciencia de la necesidad de caminar con Dios y no caminar solo, la decisión de buscar y llamar al Señor a morar en nuestro corazón y se tendrá que caminar junto y de acuerdo con el Señor. Entonces la mejor decisión es andar junto al Señor, porque esto hará nuestras vidas llena de frutos en todo tiempo.
El Señor tenía contra Israel la queja porque aunque había estado con ellos desde su salida de Egipto, habiéndolos escogido y haciendo muchas maravillas, como pueblo no habían correspondido caminando de acuerdo con él. Esto es todavía frecuente cuando se alcanza lo que se busca y no se quiere seguir junto al Señor, sino que se corre el peligro de decidir que ya es suficiente y tratar de intentarlo solos. ¿Por qué viene la separación y cuál es la causa?

PARA ANDAR JUNTOS SE NECESITA ESTAR DE ACUERDO
El andar es un venir, ir, actuar, avanzar, morar, morir, mover, pasear, prosperar, seguir, y para todo esto quiere el Señor que estemos de acuerdo con él, porque de lo contrario lo haremos solos y correremos peligro en la vida. Esta definición nos dice que se necesita a Dios para todas las cosas y no es tanto para las necesidades, sino para aprender a vivir con él.
Dos juntos nos habla de la armonía que se tiene en la unidad, esto es agradable a Dios, porque la armonía nos hace no tener temor ni ninguna duda de lo que hacemos, es decir vivir sin mala conciencia. Se espera que nosotros en todo tiempo tengamos acuerdo con él, no solo aquellos que generales sino los que vienen del día a día como lo hacemos con nuestros seres queridos que nos comprometen en cosas pequeñas pero que todas ellas suman en la confianza.
La palabra acuerdo significa fijar sobre, cumplir, comprometerse, y esta es la vida que el Señor demanda del hombre pues está seguro que si hacemos compromiso y vivimos para cumplirlo caminaremos seguros. Esta es la relación con su iglesia y debe ser entre nosotros que somos sus siervos, es decir una relación de compromiso, y aunque parece que hoy no es algo de moda, es lo que dará frutos en nosotros personalmente y como iglesia. Cada día vemos menos compromiso y también a personas que buscan relaciones sin responsabilidad y aceptan los riesgos y están dispuestos a pagar el precio; el compromiso algunos lo ven como una atadura, pero en realidad es lo que lleva liberación de la esclavitud de una vida sin propósito.

RELACIONES EN ACUERDO O EN DESACUERDO
Parece obvio que muchas relaciones no tienen un buen acuerdo, no tienen una razón para tener buenos objetivos o buenos resultados. Entre el hombre pueden existir relaciones que de entrada son inconvenientes y que nunca debieron existir, y otras relaciones que comienzan bien pero luego se deterioran porque simplemente no se tienen los mismos objetivos y los mismos valores de Dios y por supuesto el mismo nivel de compromiso, por lo que con el tiempo se van haciendo relaciones antagónicas, tóxicas y hasta peligrosas. Aquí el Señor le habla al pueblo el tipo de relación que tiene con él porque es él quien siempre nos anuncia de diferentes formas cómo va nuestra relación con él, con la seguridad que él nunca nos falla.
¿Cómo notamos que se está caminando en desacuerdo? En primer lugar se nota cuando se rompe la comunicación (casi siempre es lo primero), ya no se habla, no se tiene interés por la otra persona, se deja hacer a la otra persona lo que quiere sin mostrar interés aunque se sepa que está equivocada. Además el hombre fácilmente pierde la dirección, posiblemente los dos o uno más que el otro, porque al final quizá se tendrá responsabilidad de las cosas claves aunque no de manera equilibrada.
En el caminar con Dios si no se quiere compromiso de parte del hombre, el Señor sí lo hace para todas las cosas, la relación se vuelve de peligro, por supuesto para el hombre, como lo describe la porción que estudiamos. Las relaciones peligrosas son descritas en los siguientes ejemplos:
La relación del león. El hombre estaría en una relación como con un león, es decir en desventaja, porque no podríamos caminar con el león de manera segura, tarde o temprano el león rugiría, y nos preguntaríamos ¿por qué ruge el león? Si estamos en la selva y el león ruge es porque somos su presa, seríamos a quien cazaría para alimentarse. Así el hombre que se mete en la selva (ambiente no seguro), y no se da cuenta que el Señor ya no está en territorio enemigo (si él no nos ha enviado es inseguro), entonces si no hay relación con Dios podríamos ser devorados. Aquí no aplica que perro que ladra no muerde, pues león que ruge sí come.
El león joven en su guarida. Otro tipo de relación es con el león joven, que nos habla de peligro si entramos en su caverna. Si nos hemos metido en un mal lugar, y aparece el león joven que tiene fuerza y quiere probarse a sí mismo y a los demás que puede cazar, estamos en peligro. ¿Cómo actúa el león? Lo que hace es acorralar, apresar, así es la vida de aquel que se ha metido en la casa del enemigo, siente que aunque no ha cumplido su compromiso con Dios, está apresado, atrapado, sin libertad de hacer lo que pensó que podía hacer; se tiene poco tiempo para reaccionar, pero todavía se puede.
La relación con el cazador. Aquí compara a aquel que no se ha comprometido con el Señor como un ave que cae en lazo del cazador. El ave cae porque hay cazador y el cazador pondrá cebo para ser atraído y no se da cuenta de la trampa. Entonces esta relación no parece conveniente y lo que sucede es que podemos tener una relación donde no nos damos cuenta que la otra parte es un cazador y que usará la carnada contra él, que no perdonará si lo atrapa, y aunque creamos que andamos en las alturas como ave, la carnada hace descender al más elevado. Solo caminar con el Señor nos libra de caer.
La relación con el mal anunciado por la trompeta. El atalaya tocaba la trompeta y no era por gusto porque anunciaba la amenaza del mal sobre ellos, el enemigo estaba fuera y venía en su contra. Esto traía un alboroto dentro pues trataban, unos de ponerse a salvo y protegerse, y otros para tomar sus armas. La relación no debe caer en ese único hilo de advertencia, porque cuando se deteriora la relación con Dios toda palabra parece contraria, y el mal como dice el verso 6, lo ha hecho él para tratar de hacer reaccionar al pueblo.
Aun en los tiempos que parecen de celebración pueden ser peligrosos, por lo que se debe prestar atención ya que el Señor dice que no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas y estos darán la palabra en todo tiempo; por otro lado si el león ruge es para que tengamos temor y que se busque al Señor aun con esas relaciones deterioradas. Algunos dicen que están caminando con el Señor pero en realidad van con un león y no se dan cuenta que están en la selva de su propio libre albedrío, otros están en la guarida del león creyendo que están seguros, otros pueden estar a la mirada del cazador y aunque se crea espiritual el ave descenderá con la carnada, y otros que no caminan con el Señor aunque estén en la iglesia solo se alborotan por las noticias del atalaya pero todo queda ahí, no pasan a acercarse a caminar nuevamente con Dios.
Es peligroso querer caminar con Dios en desacuerdo porque muchos lo han intentado y han fracasado, hay que revertir el proceso, es el propósito del Señor. Andar con el Señor juntos debe ser la prioridad en la vida, más que alcanzar metas, pues nos pueden separar sin que nos demos cuenta, aprender a vivir de la mano con él debe ser la vida misma, y el seguro de vida eterna.